Quienes suscribimos este documento somos los miembros en libertad de la Alianza Democrática Cubana (ALDECU), un pequeño grupo de pensamiento que lucha pacíficamente por que en Cuba se restablezca la democracia y se respeten los derechos humanos.
Nos dirigimos respetuosamente a ustedes porque en las últimas semanas se ha observado un evidente deterioro de la situación interna de nuestro país, en lo cual ha actuado como detonante lo que podemos calificar fundadamente como un asesinato político: la muerte en la cárcel del preso de conciencia Orlando Zapata Tamayo, tras una huelga de hambre de 85 días realizada en protesta contra los atropellos de que son víctimas los cautivos políticos cubanos.
A esto se suma la represión desatada en los últimos días contra las dignas Damas de Blanco, esposas y madres de hombres encarcelados por sus ideas. Todo esto tiene lugar en el trasfondo de un acelerado deterioro de la situación económica.
El admirable sacrificio de Zapata Tamayo (a quien la propaganda oficialista intenta ahora denigrar) ha estremecido a la opinión pública nacional e internacional.
Dos de los miembros de la ALDECU se han solidarizado con la epopeya de nuestro hermano Orlando: el licenciado Guillermo Fariñas Hernández, iniciando al día siguiente de su muerte una huelga de hambre y sed en la ciudad de Santa Clara; y el profesor Félix Antonio Bonne Carcassés, anunciando que, en caso de que la protesta pacífica de Fariñas termine en la muerte, él (Bonne) lo sustituiría.
Esta sucesión de acontecimientos ha dado lugar a que numerosas personalidades hayan proclamado su solidaridad con los opositores pacíficos cubanos. En este contexto tiene especial significación la resolución adoptada hace unos días por el Parlamento Europeo.
Sin embargo, tenemos que constatar que los órganos legislativos de los países de nuestro cultural y geográfico no han emitido declaración alguna con motivo de esos sucesos. Se trata de una situación a la que no podemos darle otro calificativo que el de deplorable.
Por esa razón nos estamos dirigiendo ahora a ustedes, pidiéndoles respetuosamente que no abandonen a los luchadores pacíficos por la libertad ni a los activistas de los derechos humanos de Cuba, que ahora más que nunca necesitan de la solidaridad de los demócratas de todo el mundo.
Expresándoles el testimonio de nuestra más alta y distinguida consideración, quedamos de ustedes,
Respetuosamente,
Félix Antonio Bonne Carcassés
Francisco Chaviano González
Gisela Delgado Sablón
Guillermo Fariñas Hernández
René Gómez Manzano
Héctor Palacios Ruiz
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