jueves, 24 de septiembre de 2015

EL DANO ANTROPLOGICO DEL CASTRISMO A LA SOCIEDAD CUBANA

Veinte años después que la Seguridad del Estado Cubana (Policía Política) me dijera una madrugada, en medio de un interrogatorio, en una de sus sedes: “Te vas o te desaparecemos”, mi hijo puertorriqueño de seis años de edad y yo, nos encontramos en España con mi hija y mi ex esposa cubanas.

Mi pequeño hijo boricua estudia música y mi hija cubana, además de haber estudiado en el conservatorio habanero,  es cantante profesional. Yo he escrito un libro sobre la música cubana y su más alto exponente, Benny More, pero mi talento, si alguno,  es ese, escribir. Sin embargo, siempre me ha gustado cantar, sin lograr más que, tanto mi hija cubana,  como en estos tiempos, mi hijo en mi casa puertorriqueña me manden a callar.

“Yo necesito silencio, yo no quiero oír cantar”, me humillaba mi hijita con su voz de mesosoprano infantil.  Mi hijito, con su porte varonil es más resuelto:

Papá, cállate!”

Sin embargo, alguna fuerza interior siempre me impulsa a cantar y a cantar, porque, ya se ha dicho, el hombre es el único animal que no mira las piedras del camino. Y así sucedió en España. Tenia una ternura de nunca antes. La de tener a mis dos criaturas al alcance de mi abrazo, por primera vez en la vida. Dos seres que Dios había traído para ponerlos encima de mi pecho y emocionalmente crecer al ritmo de mi corazón y nunca había podido ser, porque un hombre resuelto siempre ha dicho: "Cuba es para los revolucionarios."

Pero el hombre, ay!  Y comencé a cantar un bolero de Benny More:  

Oh, oh, vida 
si pudiera 
vivir la felicidad

Ni mi hija cantante, quizás porque hacia veinte años que no me veía, ni mi hijito puertorriqueno, porque seguramente sentía que estaba en casa ajena, me mandaron a callar, a pesar de mi segura desafinación. 

añosPor primera vez creía que abanicaba el bastón del Bárbaro, que dominaba el escenario. Incluso, llegue a mover todo mi cuerpo, como si estuviera dentro de aquellos anchos pantalones, sobre aquellos zapatos de dos tonos, al ritmo de aquella otra voz ausente que llenaba todo mi pecho. Era la danza de mis hijos, la canción de mi vida prolongada. Y quizás con las ternura y plenitud de nunca antes. Estaba en España, por primera vez en mi vida, ante mi hija, cantante cubana y mi pequeño hijo estudiante de música, puertorriqueño.

Pero allí estaba la madre de mi hija cubana y no iba a desperdiciar la oportunidad que durante veinte anos no se le daba.

"¿Te gusta como canta tu padre?", le pregunto mi ex esposa a mi hijito puertorriqueño.
"Si"
"¿Y quien canta mejor, tu padre o tu hermana?", pregunto esta vez frunciendo el seno.
"Mi Papa"

"¿Y quien canta mejor, tu Papá o Benny More?”
“Mi Papá”, volvió a repetir mi hijito boricua.
“Pero como vas a decir que tu Padre  canta mejor que tu hermana y Benny More!”
“Esa es mi opinión”, contestó mi hijito resueltamente."
"Igualito a su padre!"

Para la madre de mi hija, una profesional formada en el castrismo, solo hay una verdad, y la defenderá hasta la muerte, con pasión, con intransigencia revolucionaria. Para mi hijito puertorriqueño, nacido en una sociedad democráticas, de ciudadanos libres, aunque su gobierno no lo sea, sabe que todas las verdades son relativas, que cada ser humano tiene sus propias verdades y que se les deben respetar, como se debe respetar a los demás, como se debe respetar la dignidad humana.  

miércoles, 16 de septiembre de 2015

JOSE MARTI

faisel iglesias
Poco tiempo después del Pacto del Zanjón – que más que paz fue encono, según José Martí -, cuando los cubanos debimos hacer una valoración crítica de la guerra en el propio escenario de los sacrificios supremos, el Capitán General Martínez Campos (“El Pacificador”), descubrió una transitoria válvula de escape a la crisis; el puente de plata para los adversarios políticos; el exilio.

José Martí, futuro líder de la independencia y de la espiritualidad de la nación, la figura más relevante del periodo de transición del modernismo, que en América también significó la llegada de nuevos ideales artísticos, a quien Rubén Darío llamaba Maestro, apenas un niño en tiempos de la Guerra Grande, mientras más de doscientos cincuenta mil cubanos entregaron la vida a la causa por la independencia, periodo en que no había podido hacer más que tirarle una cáscara de naranja a un soldado español, por lo que había ido a la cárcel y escrito allí bellos versos y estremecedores relatos, andaba por el mundo cargado de nostalgia, soñando la patria - vivir por Cuba en cuerpo y alma no es lo mismo que sobrevivir en Cuba en carne viva - con la fuerza de un creador divino, se lanzó, cargado de ideales a entrelazar las ramas de los pinos nuevos con los viejos robles a fin de hacer la que él llamara “la guerra necesaria” por la independencia de Cuba.

Martí  vivió la mayor parte de su vida en New York. Fue el periodo más fecundo de su existencia, en momentos que la ciudad conformaba una nueva visión de  sociabilidad, de vida en común, donde el individuo era el protagonista, y a partir de su plenitud, su trascendencia.

“Haremos los cubanos una revolución por el derecho, por la persona del hombre y su derecho total, que es lo único que justifica el sacrificio a que se convida a todo un pueblo”[1], expresó quien, el primer día de combate, convencido de que todo el que da luz se queda sólo - "puedo morir mañana", había escrito el día anterior al fatídico de Dos Ríos-, cayó de su caballo mortalmente herido para levantarse desde entonces un mito hasta hoy inalcanzable para los cubanos.

“O la república tiene por base el carácter entero de cada uno de sus hijos, el hábito de trabajar con sus manos y pensar por sí propio, el ejercicio íntegro de sí y el respeto, como de honor de familia, al ejercicio íntegro de los demás; la pasión, en fin, por el decoro del hombre, - o la república no vale una lágrima de nuestras mujeres ni una sola gota de sangre de nuestros bravos. Para verdades trabajamos, y no para sueños”[2]
 
“Que cada opinión esté representada en el gobierno… que no se vea obligada a ser la oposición … ni influir en el gobierno como enemiga obligada, y por residencia, sino de cerca, con su opinión diaria, y por derecho reconocido. Garantía para todos. Poder para todos.”[3]
 
Máximo Gómez, Generalísimo en Jefe del Ejercito Libertador, cree en la centralización del poder, sin que tenga cabida ninguna institución civil:
 
 “Acaso se puede citar una revolución en el mundo que no tenga un dictador”, exclamaba. “Martí, limítese Ud. a lo que digan las instrucciones, y lo demás, el general Maceo hará lo que debe hacerse”, le ordenó al Delegado, cuando lo comisionó, junto al Lugarteniente General, a procurar  el apoyo del Presidente de México.

Antonio Maceo, ya en campaña, procuró mantener alejada la tropa del verbo elocuente del que ya reconocían como “El Presidente”, con el propósito de que no fueran convencidos por la lengua liberal del “Capitán Araña”, como despectivamente llamaban los caudillos al líder liberal.

Cuando Martí llegó a Estados Unidos se impresionó con el desarrollo económico y el sistema político existentes.  No hacía mucho que Edison había brindado una nueva luz al mundo con su lámpara eléctrica; Graham Bell había conseguido trasmitir la voz humana a través del espacio y de los mares. Sus habitantes eran hombres de diferentes razas, religiones, naciones, pero todos tenían un espíritu común vertebrado por un documento trascendental: la constitución norteamericana.

“En The Hour de Nueva York, del 10 de julio de 1880, José Mari expresa: “Estoy, al fin, en un país donde cada uno parece ser su propio dueño. Se puede respirar libremente, por ser aquí la libertad fundamento, escudo, esencia de la vida [...] Nunca sentí sorpresa en ningún país del mundo que visité. Aquí quedé sorprendido [...]”[4]

José Martí conocía la carta de los derechos del ciudadano, el discurso de respeto a las minorías y a la diversidad.  Y consiente de “que la tiranía es una misma en sus variables formas”[5], que el Gobierno debe ser la mayor reflexión sobre la imperfecta naturaleza humana”[6], viendo el sable en el puño de los militares y las órdenes brotando, como fallos inapelables, de sus discursos políticos, le había escrito a Máximo Gómez:

“No se funda, General, un pueblo como se manda un campamento”[7]. Y más adelante escribió: “Gobierno no es, sino la dirección de las fuerzas nacionales de manera que la persona humana pueda cumplir dignamente sus fines.”[8] Y el 5 de mayo de 1895, catorce días antes de caer en combate dijo en tono herido al ver cómo Gómez y Maceo hablaban a solas, bajito, a sus espaldas: “va a caer la noche sobre Cuba”[9]

“Juntarse es la palabra de orden.” exhortó José Martí a los patriotas cubanos cuando los convocando a la guerra de 1895. Juntarse es acercarse, arrimarse, acompañarse de alguien en el andar… Permite en consecuencia la autonomía de cada elemento. Por eso, el Partido Revolucionario Cubano, que fundara para organizar la “guerra necesaria”, estaba constituido por “clubes independientes.” Sin embargo, históricamente los lideres cubanos, desde Gómez y Mace hasta Fidel Castro, han interpretado la palabra “juntarse” del Maestro de modo restrictivo, significando solo una de sus acepciones: “unidad”. Según la real Academia de la Lengua Española, unidad significa propiedad de todo ser, en virtud de la cual no se puede dividirse. Singularidad en número.  Conformidad en la que solo hay un asunto. Lazo de unión en todo lo que ocurre. En consecuencia el “juntarse” de José Martí, no es la “unidad” que procuran y que tan bien le ha convenido a los sucesivos dictadores de la Perla de las Antillas.  La unidad que han procurado los revolucionarios cubanos no nos ha permitido alcanzar el proyecto libertario de José Martí. Significativamente los Padres Fundadores de la Constitución Norteamericana defendieron la diversidad y el derecho de las minorías a ser tratados igual y triunfaron. Martí creyó que la guerra era la paz del futuro. Desde el exilio veía la independencia de Cuba como el objetivo inmediato y los sacrificios de la guerra como un proceso de purificación, donde todas las miserias y conceptos equivocados serian sanadas. La unidad política de todos los elementos ignora el peligro de que cuando la “unidad” adquiere forma de gobierno, al presuponer un mando centralizado, obediencia ciega, el sometimiento a la idea única, limita contornos, fija posiciones dogmáticas, no admite discrepancias y, a fin de cuentas, elimina la palabra libertad, el respeto a la diversidad  y a las minorías.

La diversidad, por el contrario jamás define bordes, no completa las ideas, para siempre volver a ellas con nuevos bríos, porque es de pensamiento abierto. El respeto a las minoría significa darle a un elemento el valor del todo, oponerse a la dictadura de la mayoría, porque el bien supremo es la persona humana, su dignidad, su plenitud, no la el poder.

José Martí tenía un ideal, pero no tenía un sistema filosófico. Tener un ideario no significa tener un sistema de pensamiento, una clara concepción del estado y el derecho para una Cuba futura. Le faltó, además, el marco apropiado: un pacto social que se erigiera en asamblea constituyente para delinear y consagrar una clara concepción del estado y del derecho donde se consagraran, como ley primera, los derechos fundamentales del ciudadano y se establecieran las competencias de los órganos de gobierno, como si lo pudo hacer Ignacio Agramonte en Guáimaro. Y, en su defecto, se encontró en La Mejorana con un Máximo Gómez y un Antonio Maceo que pretendía un mando vertical a la revolución que andando el tiempo ha devenido en sucesivos gobiernos dictatoriales.

El día 16 de agosto de 2015, a la salida del Encuentro Nacional Cubano, en San Juan, Puerto Rico, donde la oposición interna al castrismo y el exilio se reunieron para trazar estrategia de luchas para el futuro, el joven escritor Orlando Luis Pardo Lazo, conociendo el borrador de esta obra me escribió:

La historiadora Marial Iglesias no se aparta de lo expresado por Santí, aunque le añade un giro particular. Comienza por referirse a “[l]as múltiples y a menudo contrapuestas interpretaciones acumuladas a lo largo de casi cien años de esfuerzos hermenéuticos,” cuya sedimentación creó “la muralla infranqueable que separa al Martí autor/actor del lector/receptor de estos tiempos” (1998).” 

 “La imposibilidad de leer a Martí se origina entonces, primero que todo, en las diversas y contrapuestas lecturas de sus intérpretes. Santí pone el énfasis en la obra; Iglesias en los lectores, invirtiendo así análisis del primero: la producción hermenéutica ha creado tantos Martí que ha vuelto imposible comprenderlo a cabalidad. O dicho de otra manera: la multiplicación de los lectores, y por supuesto de las lecturas, han alejado a Martí, volviéndolo inaccesible. Con lo cual la crítica crea su propia encerrona. Notemos que es solo después que la falta les es imputada a los lectores que aparece para ella el segundo problema, el que había comentado Santí:

 Si se intenta salvar este obstáculo escapando de esa intrincada maraña discursiva al situarse en el contexto interior de la propia obra martiana, hay que enfrentar entonces una gran masa de textos de muy difícil temática y factura, unidos entre sí por un estilo esplendoroso, pero a menudo oscuro, lleno de metáforas crípticas, donde las fronteras de la prosa y la poesía se confunden. Haciendo política también con poesía, sus discursos y artículos políticos están plagados de metáforas tan vívidas y complejas que es casi una quimera dar con la clave última de su verbo (“José Martí”)”.

Y, horas después recibía otro email de Pardo Lazo:

Hermano: ¿Conoces este libro del cubano Francisco Morán sobre una relectura radical de Martí?:

 "En un artículo publicado en la revista Vuelta en 1986 Enrico Mario Santí mencionaba “el carácter ambiguo, literario y, por tanto, abierto, de la prosa de Martí,” y lo que según él, “explica, al menos en parte, el por qué su obra se lee, entre nosotros, un poco como la Biblia: es todo para todos. Fijémonos en que ese carácter ambiguo y literario parece clausurar las posibilidades de arribar a cualquier lectura conclusiva del texto martiano. El ejemplo de los Estados Unidos es revelador porque trae a la palestra el problema de los debates en torno a Martí: se lo usa como arma para atacar y defender a la nación norteamericana. Aquello que cierra las posibilidades interpretativas, las mantiene abiertas."

Los revolucionarios isleños nunca tuvieron una concepción autóctona de lo que debería ser el estado y el derecho cubanos. En Guáimaro, constituyente de la República en Armas, se procuró una forma de gobierno que en realidad era una copia de las instituciones europeas y norteamericanas, que no se ajustaban a las necesidades de un país donde el estado no surgió como un medio para organizar mejor la cosa pública, sino como instrumento de saqueo y dominación.

Lograda la independencia, la Constituyente de 1902, se realizó bajo la ocupación  norteamericana. Solo en 1940 se procuró una concepción del estado y el derecho con instituciones autóctonas, como el Tribunal de Cuentas, para combatir la corrupción, pero que en realidad fue letra muerta, entre otras cosas, por la rigidez de un cuerpo legal que reflejaba  instituciones propias de una ley orgánica, en vez de consagrar normas flexibles, capaces de someterse a sucesivas interpretaciones históricas, como corresponde a una constitución.

 Se acumularon los conflictos sociales y en 1952 el dictador Fulgencio Batista rompió la institucionalidad con el golpe de estado del 10 de marzo. Por último el castrismo hizo consagrar una mal llamada constitución que en su Artículo 5 abdica su condición de ley suprema a favor del Partido Comunista, lo que ha hecho que el estado, gobierno y sociedad sea dirigido por una doctrina que se ha creído la verdad del mundo.

Este déficit de originalidad en el discurso histórico cubano, no solo se observa en cuanto a la concepción del estado y el derecho. Alexis Jardines, en su obra Filosofía Cubana in nuce, expresa:

“A pesar de que la versión oficial, presupone sin más, la existencia de un pensamiento filosófico bien definido, con su tradición, su historia y su originalidad, los historiadores de las ideas  son muy cuidadosos a la hora de hablar de “filosofía cubana”. Siguiendo a Medardo Vitier, la expresión habitual en estos casos es “la filosofía en Cuba.” Lo cual denota la estancia de la Filosofía entre nosotros. Si exceptuamos algún que otro artículo menor, como el de Waldo Ross – y puede verificarse el dato – todas las obras de historia de las ideas en Cuba que se centran en el tema de la filosofía cubana evitan, en sus títulos, el reconocimiento tácito de una filosofía cubana (a pesar de que no dudan en admitir su existencia toda vez que pasan al desenvolvimiento del contenido). La utilización del giro “la filosofía en Cuba” en vez de  “la filosofía cubana” hace patente  que de lo que se trata en realidad es de la recepción de la filosofía en Cuba y  nunca de una filosofía autóctona”… “de una filosofía cubana, en rigor, solo puede hablarse hacia la década de los 40 – 50 del siglo XX, justo el periodo más olvidado y subvalorado por nuestra historia filosófica”.[10]



[1]  Roberto Agramonte. Ob. Cit.
[2] José Martí. Discurso pronunciado en la ciudad de Tampa, el día 26 de noviembre de 1891.
[3] José Martí. Fragmentos de apuntes. Nueva York (entre 1885 y 1895). Obras Completas. Tomo 22. Páginas 108 a 109
[4] José Martí, Obras completas, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1975, t. 19, p. 106 – 107
[5]  Carlos Ripoll. José Martí, Letras y huellas desconocidas. Peg. 97, Elise Torres & Sons. New York. 1976.
[6] Madison. Ensayo 51. El Federalista.
[7] José Martí. Carta al General Máximo Gómez de fecha 20 de octubre de 1884.
[8] José Martí. Artículo "La próxima exposición de New Orleans." La América. Nueva York, mayo de 1884. Tomo 8. Página 369.
[9]  Roberto D Agramonte. Martí y su concepción de la sociedad. Editorial de la Universidad de Puerto Rico. 1984. Tomo 2, Pág. 97.
[10] Alexis Jardines. Filosofia cubana in nuce. ensayo de historia intelectual. editorial colibri. madrid, espana. pag. 11-12.


 

A TENOR DE LA VISITA DEL PAPA FRANCISCO A CUBA

Por Librado Linares
Preso político
del grupo de los 75
 
Es muy loable que en 17 años visiten tres Papas a Cuba: Juan Pablo II, Benedicto XVI y próximamente Francisco. La presencia de Juan Pablo II en Cuba fue uno de los acontecimientos más importante del siglo XX cubano, en lo espiritual, social y político. Este Sumo Pontífice tenía como telón de fondo su desempeño proactivo en el desmantelamiento del socialismo real en Polonia y por extensión de todo el bloque comunista. Nunca antes en suelo cubano nadie le espetó tantas verdades a F. Castro (en sus narices).
Pero lamentablemente la nación cubana ha sido sometida a unas estructuras de sometimiento y control social no conocidas, al menos, en el hemisferio occidental, así pues, la impronta del Vicario de Roma no tuvo el influjo deseado y necesitado. La visita de Benedicto XVI fue eminentemente pastoral a pesar de la ¨Doctrina Social de la Iglesia¨.
El Papa Francisco tiene el lema: ¨Lo miró con misericordia y lo eligió¨. Que provechoso le sería a la Nación Cubana en su conjunto, y a la Sociedad Civil Emergente en particular, que el Sumo Pontífice le infundiera a la clase política del castrismo, y muy en especial al general de ejército Raúl Castro, el don de la misericordia para con los presos políticos, así como con los activistas de DD HH, vituperados, arrestados, golpeados y encarcelados. También con el ciudadano de a pie que sufre la dureza de una existencia precaria y asfixiante, consecuencia de un modelo, a todas luces, fracasado.
Sabemos que el Sumo Pontífice privilegia la humildad, el conservadurismo doctrinal y la justicia social. Su Santidad no debe dejarse encandilar por cifras de dudosa credibilidad en término de justicia social en Cuba. Hay que saber distinguir entre el igualitarismo, muy cruel por cierto, y las prestaciones sociales ofrecidas por un Estado Democrático y con apego a las responsabilidad personal y al respeto de la dignidad de la persona humana. En éste momento, en nuestro país, no hay ni lo uno ni lo otro.
Es archiconocido la propensión de Su Santidad a ¨promover el diálogo y acercarse a los diferentes colectivos sociales¨. De ser consecuente con dichos postulados, nuestro Obispo Mayor debía tomarle el pulso la Cuba profunda y contestataria. Es más, tenemos la propuesta, que el líder espiritual de la Iglesia Católica, Apostólica y Romana sirva de mediador para que el gobierno convoque a un Plebiscito donde el pueblo cubano pueda elegir entre el cambio o la continuidad.
En el 2005 por mediación del cardenal de La Habana Jaime Ortega, y en la víspera del cónclave que eligiera a Ratzinger, Jorge Mario Bergolio propuso en una ponencia que una de las cualidades que debe tener un Papa es: ¨Desde la contemplación de Jesús… ayude a la iglesia a salir de sí hacia las periferias existenciales¨. Y éstas deben ser, enfatiza Bergolio, no solamente geográficas, sino: los del misterio del pecado, los del dolor, los de las injusticias, los de toda miseria…Nuestro Papa Latinoamericano y del ¨Sur¨ debía privilegiarnos con homilías que sigan la pauta de Juan Pablo II y no las de Benedicto XVI: ¡ La Cuba que sufre en silencio lo necesita!.

viernes, 4 de septiembre de 2015

LA INTEGRACION LATINOAMERICANA

Resulta un insulto a la inteligencia el cacareado discurso de la Integración Latinoamericana de los gobernantes de los pueblos de "Nuestra América", como llamó José Martí a esa parte de la tierra donde sus funcionarios ni siquiera nos dejan poner un pie fuera de los aeropuertos para extraer el sustento de sus suelos pisados por dictadores sucesivos. La ignorancia mata a los pueblos y es preciso matar la ignorancia, decía José Martí. La integración de Latinoamérica es imposible mientras persista la concepción del estado y el derecho heredado de España, con su concepción de mando vertical y el imperio de la ley (que no es más que la voluntad de los que ostentan el poder) como objetivo de la administración de justicia.
 
Es necesario que los políticos de Latinoamérica se despojen de los proyectos nacionales en los cuales están metidos hasta las orejas, según el ex presidente de Uruguay José Mujica, de la soberanía de los Estados. Mientras los gobernantes latinoamericanos hablan de “intregracion” decenas de cubanos son retenidos en los aeropuertos de Ecuador, en pleno gobierno del “revolucionario” Rafael Correa y devueltos a La Habana, sin ser escuchados por autoridad competente alguna, sin ser oídos por funcionario con funciones judiciales o cuasijudiciales, sin garantizarles un “debido proceso”[1], violándoles los más elementales derechos humanos. Millones de sudamericanos son perseguidos, humillados y asesinados, con la indiferencia de sus gobernantes, por el solo hecho de transitar rumbo al Norte,  por los países de nuestra lengua, en busca del “sueño americano.”
 
A principio de 2015, efectivos de la Policía de Tránsito y Transporte de Colombia descubrieron a seis cubanos que habían ingresado al sureño departamento de Nariño. Las autoridades indicaron que los isleños fueron ubicados en un autobús de servicio público que cubría la ruta Ipiales-Cali. Los detenidos fueron entregados a Migración Colombia por no contar con documentos legales) es decir, no importa la legitimidad de sus conductas) para transitar por el territorio colombiano, y posteriormente fueron  deportados a Ecuador, el país de embarque.

El escritor Luis Felipe Rojas, escribió en la revista digital MartiNocitias.com, el 18 de agosto de 20155 que:

El comisionado de Instituto Nacional de Migración de México (INM), Ardelio Vargas Fosado, rechazó en una entrevista con el diario mexicano El Universal que esa institución retenga "intencionalmente por más de 16 días a los cubanos, o que éstos enfrenten condiciones de maltrato en las estaciones migratorias". Sin embargo, algunos cubanos han hecho denuncias que contradicen estas declaraciones. En referencia a las acusaciones que pesan sobre la entidad por maltrato a los migrantes que son recibidos en las distintas sedes migratorias, Vargas Fosado aseguró en su entrevista con El Universal: "Nosotros tenemos un trato respetuoso con todos los extranjeros. Tenemos en este momento cerca de 400 cubanos administrativamente irregulares en el país en estaciones migratorias; es un grupo muy grande". A una pregunta sobre el tiempo de retención y devolución a la isla caribeña, el funcionario negó de plano que se extienda más allá de los 16 días. "Las organizaciones de repente se quejan y dicen cosas que no son ciertas, han recibido en custodia más de 200 cubanos, porque lo mismo se confía en las organizaciones gubernamentales para que los ayuden, los protejan, los asesoren, no es la intención del INM mantener bajo custodia a los extranjeros", añadió.

En el caso de los cubanos, la situación es compleja, según las cifras ofrecidas por Vargas Fosado a la publicación azteca. Entre los años 2012 y 2014, unos 6.445 migrantes cubanos estuvieron en las instalaciones migratorias mexicanas, "y en lo que va del año, 1.842, la tendencia es un poco al alza", finalizó. Sin embargo, en entrevista con Martí Noticias, la cubana Mercedes Duarte de La Torre –hoy residente en Houston, Texas– ofreció el testimonio de las dificultades que pasó durante 50 días, entre los meses de junio y julio de este año, en la Estación Migratoria de Acayucan, estado de Veracruz.
"Yo le hablo en nombre de mi hijo Rafael Onel. Nosotros llegamos a Veracruz y nos tuvieron en una estación migratoria, eso fue el 18 de junio, y el día 23 nos llevaron a Acayucan, México, diciéndonos que ya esos cuatro días iban a ser contados. Nos dijeron que en 15 días nos soltaban y nos daban el oficio de salida. Estuvimos retenidos en esa estación migratoria hasta el día 31 de julio", indicó. Mercedes Duarte relató, además, otros sucesos que la decepcionaron de la seriedad de los funcionarios del INM. "Trataron de deportarme un día 23 de junio, después que me habían dicho que tenía un oficio de salida, cosa a la que nunca se dio respuesta". La mujer estaba junto a su hijo de 15 años, de quien trataron  de separarla, según sus declaraciones, para ser deportados a Cuba. "Cuando mi hijo pasaba por los pasillos, que yo quería darle un beso, los guardias nos retenían como si fuéramos delincuentes, no nos dejaban acercarnos el uno al otro", señaló. Duarte contó también que a una cubana llamada Jessica Suárez, a su hijo y a su esposo, les dijeron que tenían oficio de salida, pero como se resistieron a ir engañados al aeropuerto, los maltrataron. Finalmente Duarte dijo que no cree que haya cambios, ni que las investigaciones anunciadas por el INM lleguen a ningún lado.

La Comisión Nacional de Derechos Humanos de México hizo públicas las denuncias por presuntos abusos contra mujeres cubanas en la estación Las Agujas. Asimismo, el portal Cimacnoticias refirió los casos de estas mujeres que se negaban a ser deportadas. El mismo caso fue denunciado por el sacerdote y defensor de los DDHH Alejandro Solalinde, quien en una trasmisión en vivo desde Izatapalapa confirmó que las mujeres "habían sido arrastradas por el cabello, desnudas, cuando se encontraban en las regaderas (duchas) de la estación Las Agujas".
Por otra parte, Gisel Morales dijo a Martí Noticias que su sobrina, Glendys Cruz Morales, psicóloga de 23 años de edad, oriunda de Santa Clara, fue maltratada en el aeropuerto del DF, México, el día 29 de julio, cuando intentaban deportarla. Glendys Cruz y su amiga Marisol Alonso Ferry, procedente de Holguín, permanecieron por 36 días en el centro para inmigrantes de Tapachula, estado de Chiapas, según confirmó Gisel Morales. "No la pusieron de vuelta a la isla, pero la maltrataron físicamente. La tiraban contra la pared; no le hicieron nunca moretones porque ellos son inteligentes, pero dice que la esposaban, las halaron por los pasillos", dijo Gisel sobre su sobrina, quien ahora tiene permiso para dos llamadas diarias desde el centro de detención Las Agujas. Allí permanece 53 días después de haber sido detenida, a la espera de una orden final que le permita seguir viaje a Estados Unidos o ser devuelta a Cuba.

El 19 de agosto de 2015, mostrando que este fenómeno es una realidad cotidiana, Martinoticias.com volvió con el tema expresando:
Más de 1.500 profesionales de la salud cubanos se encuentran varados en Bogotá, Colombia, tras desertar de misiones médicas en Venezuela. Por ese motivo, la organización sin fines de lucro Solidaridad Sin Fronteras (SSF) ha lanzado una campaña que busca socorrer a los afectados. Los cubanos temen que el restablecimiento de relaciones diplomáticas entre La Habana y Washington dé al traste con un programa estadounidense de visas (Cuban Medical Professional Program), que durante años ha acogido a médicos cubanos, indicó el canal de televisión NTN24. Por motivos que aún se desconocen, existe una marcada demora en el otorgamiento de visas a los profesionales cubanos en la capital colombiana, que padecen hacinamiento, hambre y problemas de salud, señala el periodista de El Nuevo Herald Enrique Flor.
Julio César Alfonso, presidente de Solidaridad Sin Fronteras, manifestó que "debido a la grave situación que sufren estos profesionales varados en Colombia (…) ha decidido lanzar una campaña de recaudación de fondos para ayudarlos lo antes posible (…). Nos hemos conmovido al ver la dura realidad que están sufriendo estas personas".

Y el 20 de agosto 2015, el propio medio, Martinoticias.com, informaba:
“Este jueves fueron detenidos una veintena de cubanos por las autoridades aduaneras de Aguas Caliente (Ecotepeque), Honduras, reportó el diario hondureño Proceso Digital. Como se ha reportado en reiteradas ocasiones, los detenidos llevados a la oficina del Instituto Nacional de Migración (INM) viajaban en una unidad de transporte interurbano que salió de Tegucigalpa. Un poco más de 4.000 cubanos han sido retenidos en la Aduana de Agua Caliente en lo que va del presente 2015, concluye la información.” Al menos 20 cubanos profesionales de la salud que reclamaban en Bogotá la visa estadounidense fueron notificados entre el viernes y el lunes que habían logrado el amparo del Cuban Medical Professional Parole (CMPP), según informa El Nuevo Herald. Entre los favorecidos están la odontóloga camagüeyana Ailen García, de 25 años de edad y con 27 semanas de embarazo.

El doctor Julio César Alfonso, presidente de Solidaridad Sin Fronteras (SSF), una organización con sede en Hialeah, que inició recientemente una campaña para recaudar fondos para los médicos que están en un limbo migratorio en Colombia, asegura que este lunes 11 galenos cubanos fueron notificados que serían beneficiados con el programa. Otros nueve fueron notificados el viernes.

"Estoy muy contento de que se esté moviendo nuevamente la entrega (de) visas luego de los artículos del Herald y de todas las gestiones que están haciendo nuestros congresistas", dijo Alfonso a El Nuevo Herald.
"Estaremos pendientes de lo que ocurre y seguiremos enviando ayuda a los colegas en Bogotá".
Las presiones sobre el Gobierno Federal para dar respuesta a esta situación llegaron el pasado jueves a Washington. El Departamento de Estado de Estados Unidos aseguró, entonces, que la tardanza en la aplicación del programa para profesionales cubanos de la salud que desertan de sus misiones en el exterior no tiene "ningún lazo, ninguna conexión" con la nueva política hacia Cuba, a pesar de que La Habana se ha quejado periódicamente. Por su parte, los despachos de los congresistas Ileana Ros-Lehtinen, Mario Diaz-Balart y Carlos Curbelo han empezado a documentarse sobre cada uno de los casos de los médicos cubanos en Bogotá para, a su vez, pedir explicaciones a las autoridades federales, asegura el diario de Miami.
 
El 21 de agosto de 2015, el seminario Digita, 14ymedio.com publico un artículo del Periódico el País, firmado por Robert Hardh, director Ejecutivo de Civil Rights Defenders y Carlos Ponce, director de Freedom House para América Latina y el Caribe, titulado: Los cubanos excluidos en América Latina. Lo copiamos textualmente:

Es momento que los países de la región eliminen las barreras que discriminan a muchos líderes de los derechos humanos y la democracia en la Isla.

El hecho que Cuba participe una vez más en las actividades de la Organización de Estados Americanos es una victoria para los gobiernos latinoamericanos que argumentaron a favor de la solidaridad con Cuba y que ningún país debe ser excluido de la comunidad. Pero si esa solidaridad con Cuba incluyera a todo el pueblo cubano, y no solo al gobierno, allí veríamos una real apertura al diálogo. Aún no es así.

Cuando jefes de Estado o ministros de gobiernos latinoamericanos viajan a Cuba nunca se encuentran con las organizaciones locales de derechos humanos. Ello a pesar de sus propias experiencias con la opresión durante las dictaduras de sus propios países. Cuando la oposición cubana quiere presentar sus puntos de vista sobre la situación en el país a las embajadas latinoamericanas en La Habana, ellas casi nunca abren sus puertas.

Este patrón de exclusión se ve también cuando representantes del movimiento democrático en Cuba viajan por el continente. Cuando once cubanos a finales de julio llegaron al aeropuerto de San Salvador para participar en la VIII Conferencia Ministerial de la organización intergubernamental Comunidad de las Democracias, fueron privados de sus pasaportes y cartas de invitación, detenidos, custodiados por la policía e informados horas más tarde de que serían deportados por "órdenes superiores".

Cuando jefes de Estado latinoamericanos viajan a Cuba nunca se encuentran con las organizaciones locales de derechos humanos. Después de casi dos días de conmoción internacional, así como de dos noches encerrados y custodiados por la policía en aeropuertos, salas de espera y un viaje a Panamá para buscar nuevas, pero idénticas, cartas de invitación, finalmente pudieron ingresar a El Salvador.

Durante la Cumbre de las Américas en Panamá en abril, los defensores cubanos tuvieron que experimentar cómo la delegación oficial cubana, disfrazada de sociedad civil, los perseguía, amenazaba y saboteaba con cantos agresivos en todas las reuniones públicas donde hablarían, sin que los organizadores panameños lo impidieran.

En ambos eventos en Panamá y El Salvador, los participantes cubanos recibieron toda la solidaridad de numerosas organizaciones de la sociedad civil regional que se alarmaron por la grotesca persecución.

Cuando, a principio de este año, una organización costarricense quiso invitar a un grupo de defensores de los derechos humanos a un seminario, recibió la notificación de las autoridades migratorias en San José que los cubanos necesitarían presentar un extracto legalizado de sus antecedentes penales para obtener una visa. Estos cubanos son detenidos varias veces al año a causa de su trabajo por la democracia y los derechos humanos. Pedirles que vayan a la policía para obtener antecedentes penales y luego ir a la Cancillería para legalizarlos, es simplemente un absurdo.

Cuando 11 cubanos a finales de julio llegaron a San Salvador fueron informados de que serían deportados por "órdenes superiores"

Pero ello no es inusual. De acuerdo al informe Abran las puertas a los cubanos, de la organización Civil Rights Defenders, nueve países latinoamericanos requieren antecedentes penales y referencias bancarias para emitir visas a cubanos. Esta es una política que activamente impide la cooperación abierta entre la sociedad civil de sus países y de la de Cuba.

Es momento que los vecinos de Cuba eliminen las barreras que impiden la movilidad o discriminan a muchos líderes cubanos y abran sus puertas, incluso para los que estén a favor de los derechos humanos y la democracia, así como que propicien un espacio de diálogo abierto entre los cubanos y para los cubanos, sin exclusiones.

Las diferencias políticas, de concepción del estado y el derecho se refleja también en las relaciones entre gobiernos e instituciones de los estados.

Puede leerse el recuento de un fallo de la Corte Suprema de Justicia de Costa Rica, negando la extradición de un venezolano acusado de estafa porque la justicia venezolana está prostituida. Esta evaluación sin precedentes del Tribunal Supremo de Justicia de un país democrático sobre el poder judicial de otro país, en el cual existe una narco-dictadura, representa otra censura internacional en contra del régimen castro-chavista.

Entre otros juicios sobre el poder judicial venezolano, puede leerse:

“el Estado venezolano presenta serias debilidades jurídico-políticas para asegurarle al amparado un enjuiciamiento que cumpla con las garantías básicas de un debido proceso, conforme a las normas constitucionales y el derecho internacional de los derechos humanos.”

Dice Brewer Carías que esa afirmación está basada en el “hecho que Venezuela haya denunciado la Convención Americana de Derechos Humanos,” considerando que ello “constituye una amenaza grave al respeto efectivo de los derechos fundamentales,” agregando respecto de dicha absurda decisión del Estado venezolano de denunciar la Convención Americana, que: “Un país que adopta una política que reduce los instrumentos que tutelan derechos fundamentales, tanto en su dimensión individual como social, no brinda las garantías y la confianza que requiere un proceso de extradición”.

Continua diciendo la Corte Costarricense: “Enviar a un ciudadano a un país que ha denunciado una Convención que tutela de derechos fundamentales, no brinda la confianza suficiente para admitir que el ciudadano que se entrega a otra jurisdicción, será tratado conforme a las garantías básicas que merece cualquier ciudadano, no importa su nacionalidad”.

El magistrado autor de la ponencia agrega: “ Estimo que esta denuncia del Pacto de San José abre una serie de interrogantes que no me brindan una razonable convicción en el sentido que este ciudadano sometido a este proceso de extradición, se le dará el reconocimiento efectivo de todas sus garantías judiciales en un sentido amplio.”

El fallo añade: “diversos informes señalan una debilidad notable de la independencia de la judicatura, situación que nuevamente no asegura el respeto de los derechos fundamentales de una persona sometida a un procedimiento de extradición, en las condiciones del caso que se examina.” Brewer Carías comenta: “Sobre este aspecto, el magistrado destacó, en refuerzo de sus apreciaciones, lo afirmado en el Informe antes mencionado del Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas (E/c.12/Ven./CO3) del 19 de junio de 2015 destacando la preocupación del Comité de Derechos Humanos: “por la información sobre la falta de aplicación del procedimiento legalmente establecido para la designación y destitución de jueces, así como por el gran número de jueces que se encuentran asignados a cargos de forma provisional, quienes no gozan de estabilidad en sus funciones, lo cual puede afectar significativamente su independencia.”

El magistrado Costarricense Cruz Castro en las mismas consideraciones adicionales a la sentencia estimó que: “jueces provisionales, no aseguran, de ninguna forma, la independencia de la judicatura, lo que incide directamente en la vigencia de las garantías del debido proceso para el amparado cuando se remita a Venezuela. Esta independencia de los jueces es una garantía fundamental para asegurar la vigencia de un estado constitucional y los derechos fundamentales de la persona sometida a enjuiciamiento. Si no hay independencia de los jueces, las garantías básicas de los ciudadanos, se debilitan y el poder represivo se convierte en un instrumento descontrolado.… En particular, en los meses de enero a agosto de ese mismo año [2014] se designaron, nombraron alrededor de mil ciento once jueces, de los cuales sólo veintidós son titulares.”

El magistrado Cruz Castro complementó su apreciación sobre la debilidad del sistema judicial venezolano citando las “cifras suministradas por representantes del Estado venezolano ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, en fecha 17 de marzo del 2015,” conforme a las cuales: “el sesenta y seis por ciento de la totalidad de los jueces del Poder Judicial son de carácter provisorio. Los jueces provisionales no tienen ninguna estabilidad laboral, siguiendo la línea jurisprudencial de la Sala Político Administrativa como de la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, acorde con el Decreto de reorganización del Poder Judicial, que sostiene que los jueces provisorios son de libre nombramiento y remoción….”(ver página 3 y 4 del informe)….

Dice Brewer Carías en relación a esta aseveración del magistrado tica: “los jueces provisorios, que son la gran mayoría en el país, son removidos discrecionalmente por la mencionada Comisión del Tribunal Supremo de Justicia, de manera que la pretendida creación de la Jurisdicción Disciplinaria en 2011, no fue más que un engaño y otra mentira más del régimen”.


Hay mucho más sobre esta gravísima evaluación del prostituido sistema judicial venezolano. Desde este blog no hemos tenido ninguna vacilación al definir el Tribunal Supremo de Justicia del régimen venezolano como un coro de castrados morales., integrado por magistrados indecorosos y desvergonzados
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La frontera colombo-venezolana permanecía cerrada el, martes 25 de agosto de 2015, por sexto día seguido al tiempo que el flujo de deportados por el gobierno de Nicolás Maduro de Venezuela llegados a la ciudad de Cúcuta, Colombia, se acerca al millar.

El ex presidente colombiano, Álvaro Uribe Vélez, se presentó en la frontera pese a los problemas de seguridad y, con un duro discurso que fue ampliamente aplaudido por los vecinos de ambos lados,  alertó: "lo que está ocurriendo hace recordar a la Cuba de Castro que ha inspirado al chavismo de Venezuela".

"¡Llevaban al paredón a los cubanos disidentes, los llamaban gusanos del imperialismo! Pero, así como Castro en la dictadura cubana utilizó el paredón para asesinar a los disidentes, de la misma manera la dictadura de Venezuela utiliza la cárcel y la abolición de las libertades para maltratar a la oposición democrática",[2] dijo UribeLos colombianos han sido deportados solo con lo que llevaban puesto y fueron enviados a Cúcuta, capital del departamento de Norte de Santander, según datos oficiales. Las alambradas dispuestas por el presidente Maduro en el tórrido puente internacional Simón Bolívar, que une Cúcuta con las ciudades venezolanas de Ureña y San Antonio, han dividido en dos a un mismo núcleo urbano que compartía familias y negocios.

La mayoría de los deportados llevaban viviendo en Venezuela varios años y señalan que han sido expulsados de sus casas a empujones, en mitad de la noche, por la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) de Venezuela. Algunos de los deportados explicaron a Efe que cuando se marchaban, sus casas fueron derribadas con todos sus bienes en el interior, y añadieron que varios hogares habían sido marcados por los soldados venezolanos con la letra "D" de demolición y destrucción.

El 25 de agosto de 2015 el Presidente de Colombia  exigió el martes a Venezuela respetar a todos sus ciudadanos afectados por la crisis humanitaria que se registra en la frontera binacional, después del cierre ordenado por el presidente Nicolás Maduro, y anunció que protestará por los maltratos y acciones intolerables sufridas por los deportados.
"Allanar las viviendas, sacar a la fuerza a los habitantes, separar las familias, no dejarles sacar sus pocos bienes y marcar las casas para luego demolerlas, son procedimientos totalmente inaceptables y recuerdan episodios amargos de la humanidad que no pueden repetirse", dijo en una alocución por televisión el presidente de Colombia Juan Manuel Santos.

Dijo, no obstante, que "no es el momento de hacer sonar las trompetas de guerra como algunos quisieran", sino de actuar "con firmeza y con sensatez" para solucionar la situación.
Colombia enfrenta la mayor deportación masiva de nacionales desde Venezuela en la historia reciente, después de que Maduro ordenó la semana pasada el cierre de un amplio sector de la frontera en reacción a un combate de militares con supuestos contrabandistas, que dejó dos efectivos heridos.
Posteriormente, el mandatario socialista declaró un estado de excepción para restablecer el orden, así como para combatir el contrabando y las bandas criminales.
Desde entonces, más de 1.100 colombianos han sido deportados, expulsados o repatriados desde Venezuela. La mayoría ha llegado a la ciudad de Cúcuta, en donde denunciaron que fueron maltratados por la Fuerza Armada venezolana y que sus casas fueron destruidas.

"Al Gobierno de Venezuela le exigimos respeto por todos los colombianos: desde los más humildes, hasta los más poderosos; desde los más cercanos a nuestro Gobierno, hasta los que nos critican ferozmente", agregó.
Santos aseguró que mantendrá las acciones diplomáticas y la serenidad para superar esta crisis. Reveló que se llegó a un acuerdo con Venezuela para permitir que los colombianos deportados puedan recuperar sus bienes y enseres que dejaron en territorio venezolano.

Mientras que en Venezuela la oposición política acusa a Maduro de usar la frontera como una cortina de humo para disimular la crisis política y social, en Colombia Santos es cuestionado por sus críticos que sostienen que tiene una posición débil ante el Gobierno del vecino país.
Los cancilleres de los dos países se reunirán este miércoles en Cartagena para tratar de buscar una solución.
Colombia y Venezuela comparten una frontera terrestre de 2.219 kilómetros de extensión que facilita el paso a uno y otro lado sin mayores controles, al igual que actividades ilegales como el contrabando de alimentos y combustible. Al respecto  el escritor cubano Rafel Rojas escribió:

No merecerá una reunión de cancilleres en la OEA, a pesar de los esfuerzos del secretario Luis Almagro, del voto de 17 democracias latinoamericanas y de la abstención de otras 11. Tampoco provocará un posicionamiento de Unasur, aún cuando sus cancillerías rechacen, en teoría, prácticas xenófobas o antiinmigrantes. Pero lo cierto es que el comportamiento del gobierno de Nicolás Maduro responde al ABC del cierre de fronteras, practicado históricamente por estados con políticas migratorias restrictivas.

En su intervención ante la OEA, el representante venezolano Roy Chaderton defendió a su gobierno con el argumento de que la “verdadera crisis humanitaria” no era el derrumbe de viviendas de inmigrantes colombianos o su deportación masiva sino los actos delictivos de cinco millones de “irregulares”. ¿Qué diferencia hay entre la argumentación de Nicolás Maduro y la de Viktor Orban en Hungría o Donald Trump en Estados Unidos? La diferencia está en que Maduro no anuncia la construcción de un muro o una alambrada sino que ejecuta la expulsión de migrantes manu militari.

El gobierno de Maduro pinta una letra D en las casas de los que llama “irregulares” en la frontera colombiana, marcando públicamente a los indeseados. La racialización del odio no es tan evidente en esa frontera como en Serbia, Haití o Tijuana, pero el énfasis que pone Caracas en presentar a los inmigrantes colombianos como criminales, desemboca en la misma estigmatización del otro que vemos reproducirse en Europa y Estados Unidos.

Las escenas de Táchira y Cúcuta que han dado la vuelta al mundo presentan a miles de familias pobres, asentadas en la zona fronteriza, abandonando sus barrios y ciudades y regresando a Colombia. El gobierno de Venezuela, sin embargo, insiste en que esas comunidades fronterizas son guaridas de paramilitares y contrabandistas que perturban el orden establecido. Las imágenes de esas familias, cargando con sus pocos bienes, de vuelta a Colombia, son, según Maduro, parte de la campaña mediática internacional de “la derecha” contra Caracas.

¿Acaso no suenan muy parecidos los “cinco millones de irregulares” de Maduro y los “once millones de ilegales” de Trump? Es precisamente el gobierno de Venezuela el que echa mano de los recursos políticos y discursivos de la derecha, que en materia migratoria siempre ha alentado estrategias nacionalistas y xenofóbicas. La necesidad de un enemigo externo en la ideología de la izquierda fidelista y chavista ha provocado esas convergencias con la derecha, que en el caso cubano remite a los “actos de repudio” contra los migrantes del puerto del Mariel en 1980.

Los extremos de la política latinoamericana se juntan a la hora de justificar acciones autoritarias y excluyentes. La repatriación forzosa de colombianos en la frontera con Venezuela invoca acciones emblemáticas de algunas de las dictaduras más terribles de América Latina en el siglo XX. El gobierno de Nicolás Maduro no hace más que aplicar un manual atroz y predecible.[3]

Por otra parte el gobierno cubano dispuso que los venezolanos deberán solicitar visa de turismo para viajar a Cuba, en el consulado ubicado en Caracas, a partir del 24 de julio, según anunció a sus potenciales pasajeros la aerolínea venezolana Conviasa en un comunicado: "La tarjeta turística es exigencia de las autoridades migratorias para ingresar a Cuba, por tanto la aerolínea no se hace responsable del embarque de los pasajeros que no cumplan con este requisito", advirtió el Consorcio Venezolano de Industrias Aeronáuticas y Servicio Aéreo. La visa de turismo es válida para una sola entrada al territorio cubano en un viaje de 30 días y se puede prorrogar 30 días más en el buró del hotel donde se hospede el viajero o ante las autoridades migratorias, explica la embajada cubana en Venezuela en su página digital. Se agrega en la página que deben presentar pasaporte válido y planilla correspondiente, además de abonar el arancel consular estipulado en efectivo, 150 bolívares ($0.74 a precio Simadi). Para entrar a la isla, desde el 1 de mayo del 2010, también se exige un seguro médico y la presentación de la póliza en aduana. Bolívar, el máximo exponente de la llamada integración latinoamericana, dijo con amargura al final de su vida:


“He arado en el mar”

"Nuestra América" debiéramos llamar a la otra, a la del Norte, donde vive el sesenta por ciento de los puertorriqueños, millón y medio de cubanos y decenas de millones de  sudamericanos. Adonde llegamos, la inmensa mayoría, sin cumplir las formalidades migratorias, con una mano delante y la otra detrás y se nos respeta la cultura, la lengua, nuestras religiones, y poco tiempo después tenemos trabajo, estudio para los hijos y la capacidad de mantener a toda la familia que dejamos al sur del Rio Bravo. Y andando el tiempo somos políticos en el gobierno.

 Integración solo existe cuando la plenitud de nuestros derechos ciudadanos es reconocida por el estado vecino y no nos dicen más extranjero, como llamaba la Roma antigua a los que despreciaba.

Solo en la otra América, la verdaderamente "nuestra", la realmente integrada, donde el soberano es el ciudadano y el estado un mero instrumento a su servicio, un floridano disfruta la plenitud en Oregón y viceversa, y todos tenemos garantizados nuestros derechos humanos, que es como decir, la dignidad.

New York, es considerada la capital del mundo. Poblada por personas de todas partes, con diferentes credos e ideologías, conviven todos con la paz y la armonía que no les es garantizada en sus países de origen.
En Latinoamérica lo que existe son acuerdos entre gobernantes para mantenerse en el poder que les garantice sus privilegios dinásticos, de castas, clases y la proyección de sus ideologías, y que, descaradamente llaman convenios de integración.



[1]  El debido proceso  es una doctrina nacida en el derecho común Ingles, según la cual cualquier persona tiene derecho a cierta gama de garantías mínimas, las cuales tienden a asegurar el resultado justo y equitativo dentro de cada proceso efectuado, y a permitir a las personas tener la oportunidad de ser oídas y así hacer valer sus pretensiones frente a cualquier juez o autoridad administrative.
[2] Revista ddigital www.martinoticias.com. 25 de agosto de 2015
[3]  Blog de Rafael Rojas. 3 de septiembre de 2015.