lunes, 27 de octubre de 2014

LA CUSTODIA COMPARTIDA DE HIJOS DE PADRES SEPARADOS

Faisel Iglesias
Abogado.
Tel: 787 553 3373

Desde 2011, en virtud de la Ley 223, en Puerto Rico se estableció el derecho de  los hijos a tener Papá y Mamá en igualdad de condiciones: la custodia compartida. Sin embargo, los padres apenas la solicitan, otras no saben como hacerlo y en la mayoría de los casos sufren el prejuicio, la discriminación porque en definitiva los tribunales favorecen a las madres y a la larga los que cargan el peso mayor es la infancia.

Cuando falta la mirada, el contacto, muere el amor. Se padece el hecho de que la vida es una angustia. Donde hay rupturas, dolor, es difícil que la afectividad tome cuerpo y empape la instalación vital de una persona. Los afectos son los que unen a las personas. El cariño es el más auténtico catalizador de las relaciones humanas, la manifestación suprema de respeto a los demás. La calidad de la vida depende de la calidad de nuestros afectos.

Cuando se separa a un niño de su padre o de su madre se le priva de la raíz del amor, de esa capacidad de querer y quererse, de ese equilibrio interior que hace que el corazón vibre con resonancias más tiernas, humanas y creadoras. Los niños necesitan, para lograr un desarrollo armónico de sus personalidades, de papá y mamá en igualdad de condiciones.

El proyecto del Senado de Puerto Rico, numero 1236, que desembocó en esta nueva  Ley 223 de 2011, expresa que los menores que no cuentan con la figura paterna en el proceso de desarrollo  de sus vidas presentan los siguientes riesgos:
 
Cinco (5) veces más probabilidades de cometer suicidio
Treinta y dos (32) veces más posibilidades de presentar problemas de conducta.
Catorce (14) veces más posibilidades de incurrir en el delito de violación.
Diez (10) veces más posibilidades de presentar un problema de abuso de sustancias controladas o drogas.
Nueve (9) veces más posibilidades de reclusión en una institución operada por el estado para fines de rehabilitación.
Veinte (20) veces más posibilidades de reclusión en una prisión u otra institución de tipo penal.
 
Es necesario enderezar el árbol que la historia torció. La igualdad del hombre y la mujer es también, un derecho constitucional y un problema de dignidad humana. Sin embargo un alto porcentaje de los niños caribeños solo cuentan, en el proceso de su formación, con la figura materna. Para peor situación, en aquellos casos en que padres están dispuestos a ocuparse de sus hijos, teniendo las aptitudes requeridas, los tribunales los ignoran, y en un alto porcentaje de los casos solo son convidados de piedra, sin más derecho que aportar una pensión alimenticia, como quien paga una hipoteca y ver a sus hijos cada quince días.

Cuando un niño ve a su padre solo cada quince días, comienza a verlo como la persona ajena a su vida que solo viene a arrancarlo del seno donde él vive junto a la persona que le complementa su vida. Ello le provoca una sensación de desamparo y comienza a rechazar a su propio padre. Este, a su vez, al percatarse de esta situación, termina por alejarse del menor, porque en definitiva se percata que la relación es enfermiza.

Esta realidad produce alienación. Alienar significa (según el diccionario de la RAE) trastornar mentalmente pero también, y esta es la definición que nos atañe, el acto de desposeer o privar de algo. También significa quitar, pasar o transmitir a otro el dominio de una cosa. En este sentido los principales responsables de la creación del síndrome de alienación en nuestros hijos y en el resto de los miembros de la familia son los jueces.

Los hijos que sufren este síndrome, pueden llegar a desarrollan un odio patológico e injustificado hacia el progenitor alienado que tiene consecuencias devastadoras en el desarrollo físico y psicológico. Otras veces, sin llegar a sentir odio, este síndrome provoca en el niño un deterioro de la imagen que tiene del padre alienado, resultando de mucho menos valor sentimental o social que la que cualquier niño tiene y necesita de sus progenitores: "el niño/a no se siente orgulloso de su padre/madre como los demás niños".

Esta es una forma de maltrato infantil institucional que producirá daños en su desarrollo psicológico a largo plazo, cuando en la edad adulta ejerza su papel de progenitor. No es casual que en Puerto Rico, donde un alto porcentaje de los niños son criados por sus madres, después de adultos, se manifiestan como hombres que utilizan la violencia contra las mujeres.

Está demostrado científicamente que los seres humanos nacen con la capacidad de percibir cuando un padre está manipulando sus relaciones con el otro progenitor. Y no lo perdonaran nunca y lo expresan de distintas maneras y todas ellas de manera antisocial.

Según especialistas en la materia, algunos indicadores típicos que permitirían detectar síntomas de aplicación del Síndrome de Alienación Parental son los siguientes:

• Impedimento por parte de uno de los progenitores a que el otro progenitor ejerza el derecho de convivencia con sus hijos

• Desvalorizar al otro progenitor.

• Subestimar los sentimientos de los niños hacia el otro progenitor.

• En los niños se puede detectar cuando éstos no pueden dar razones o dan explicaciones absurdas e incoherentes para justificar el rechazo; y también si utilizan frases o palabras impropias de su edad o llegando incluso a recordar y mencionar situaciones que no han sucedido

Los niños que sufren este maltrato quedan totalmente indefensos e incapacitados para ayudarse a sí mismos. Sólo pueden esperar que los adultos lleguen a resolver el problema para liberarse de esta pesadilla. Si el problema entre los adultos no se resuelve, el niño queda abandonado y crece con pensamientos disfuncionales.
 

domingo, 12 de octubre de 2014

domingo, 5 de octubre de 2014

INTEGRACION LATINOAMERICANA?



Resulta un insulto a la inteligencia el cacareado discurso de la Integración Latinoamericana de los gobernantes de los pueblos de "Nuestra América", como desafortunadamente llamó José Martí a esa parte de la tierra donde sus funcionarios ni siquiera nos dejan poner un pie fuera de los aeropuertos para extraer el sustento de sus suelos pisados por dictadores sucesivos.

Decenas de cubanos son retenidos en los aeropuertos de Ecuador, en pleno gobierno del “revolucionario” Rafael Correa y devueltos a La Habana, sin siquiera ser escuchados por autoridad alguna, sin garantizarles un  debido proceso, violándoseles  los más elementales derechos humanos. Millones de sudamericanos son perseguidos, humillados y asesinados, con la indiferencia de sus gobernantes, por el solo hecho de transitar rumbo al Norte,  por los países de nuestra lengua, en busca del “sueño americano.”
 
Bolívar, el máximo exponente de la llamada integración latinoamericana, dijo con amargura al final de su vida:

“He arado en el mar”

"Nuestra América" debiéramos llamar a la otra, a la del Norte, donde vive el sesenta por ciento de los puertorriqueños, millón y medio de cubanos, decenas de millones de  sudamericanos, adonde llegamos, la inmensa mayoría, sin cumplir las formalidades migratorias, con una mano delante y la otra detrás y se nos respeta la cultura, la lengua, nuestras religiones, y poco tiempo después tenemos trabajo, estudio para nuestros hijos y la capacidad de mantener a toda la familia que dejamos al sur del Rio Bravo. Y andando el tiempo tenemos acceso al gobierno.
Integración solo existe cuando la plenitud de nuestros derechos ciudadanos es reconocida por el estado vecino y no nos dicen más extranjero, como llamaba la Roma antigua a los que despreciaba.
Solo en la otra América, la verdaderamente "nuestra", la realmente integrada, donde el soberano es el ciudadano y el estado un mero instrumento a su servicio, un floridano goza de plenos derechos en Oregón y viceversa, y todos tenemos garantizados nuestros derechos humanos, que es como decir, la dignidad humana.
New York, es considerada la capital del mundo. Poblada por personas de todas partes, con diferentes credos e ideologías, conviven todos con la paz y la armonía que no les es garantizada en sus países de origen.

En Latinoamérica lo que existe son acuerdos entre gobernantes para mantenerse en el poder y que descaradamente llaman convenios de integración.

Nota del autor: El debido proceso  es una doctrina nacida en el derecho común Ingles, según la cual cualquier persona tiene derecho a cierta gama de garantías mínimas, las cuales tienden a asegurar el resultado justo y equitativo dentro de cada proceso efectuado, y a permitir a las personas tener la oportunidad de ser oídas y así hacer valer sus pretensiones frente a cualquierjuez o autoridad administrativa.

DULCE MARIA LOYNAZ Y LOS CDR

Por Ernesto Perez

El CDR fustigó a Dulce María Loynaz
El presidente del CDR los reunía y les ordenaba que le tiraran piedras a la casa de la gran poeta cubana que obtuvo el Premio Cervantes en 1992.

La poetisa cubana Dulce María Loynaz en su residencia en La Habana.
La poetisa cubana Dulce María Loynaz en su residencia en La Habana.
Los engañaban diciéndoles que la señora estaba loca. Sólo eran niños inquietos, traviesos, como suele ser la mayoría. El presidente del CDR los reunía y les ordenaba que le tiraran piedras a la casa de la anciana, que rompieran los cristales y las estatuas, que molestaran a los perros. Al instante, salía la señora y la pandilla se echaba a correr.
Después que murió la viejecita (La Habana, 1997) y que restauraron la casa, fue que Rudiel Martínez descubrió por las noticias que allí había vivido la hija de un general mambí, una gran poeta cubana que obtuvo el Premio Cervantes en 1992: Dulce María Loynaz.
-A veces le echábamos tierra en la entrada y nos escondíamos para verla protestar mientras barría. El del CDR nos decía que era contrarrevolucionaria, burguesa y Testigo de Jehová, que cuando aquello era como lo peor de lo peor.
Rudiel Martínez, nacido en El Vedado y vecino de la Premio Cervantes de Literatura, rememora ese triste episodio de su infancia cuando le pregunto acerca del papel que han jugado en su vida los Comités de Defensa de la Revolución (CDR). Mecánico de autos autodidacto, él conoce muy poco, o casi nada, de literatura. Apenas alcanzó el noveno grado de escolaridad, lo que no impide que se sienta manipulado cuando repasa eventos como ese y otros donde los CDR fueron la punta de lanza de numerosas acciones represivas.
Su testimonio coincide con el de otro vecino que me ha pedido no revelar su identidad, porque pudiera perder el empleo. Contemporáneo de Rudiel, amigos de la infancia, me cuenta detalles de aquellas “misiones” que les encomendara el presidente del CDR de la cuadra donde aún viven. También recuerda sucesos de los años 80, mucho más conmovedores, cuando en el Comité les ordenaban ir a lanzarles huevos y pedradas a las familias que emigraban a los Estados Unidos.
-Venía el del CDR y nos decía: “hoy por la noche vayan a tal casa. Son unos gusanos y hay que darles una lección”. Nos ponía a escribir carteles contra esa pobre gente y después nos daban cartuchos de huevos para que los tiráramos contra las ventanas y las puertas. A veces tirábamos piedras y les gritábamos que se fueran y malas palabras y todo lo que se nos ocurría. Nos parecía divertido, pero ahora uno ve que era horrible, era puro fascismo. Nadie nos hablaba claro sobre los que se iban o por qué lo hacían. Para mí, que era un muchachito, aquellos que se iban por el Mariel eran monstruos. […] Si los hubieran matado delante de mí, creo que no hubiera sentido nada. Yo no los veía como gente común. Ahora soy yo el que se quiere largar de aquí- comenta este vecino.
Lázaro Rebul, residente en Alamar, recuerda las atrocidades cometidas contra la reconocida poeta María Elena Cruz Varela, acusada de contrarrevolución:
-Fueron los CDR quienes sirvieron para enmascarar las represalias y las acciones de corte stalinista- dice.
-Aquello fue ensañamiento del peor. Los mismos vecinos le cortaron la electricidad y el gas. Le pasaban papeles por debajo de la puerta, le escribían carteles ofensivos, la agredieron físicamente, a golpes, yo lo vi. Eran órdenes de arriba y los del CDR, los más hijos de puta, las cumplían. Ahora unos los ve por ahí y a mí me dan ganas de hacerles lo mismo.
Otros intelectuales cercanos a María Elena Cruz Varela, como el escritor Fernando Velázquez Medina, también fueron víctimas de la represión. Muchos en el Reparto Eléctrico, en la periferia de La Habana, recuerdan los acontecimientos, aunque no los relacionan con lo sucedido a María Elena porque jamás nadie les habló al respecto, sino que les informaron que eran antisociales y delincuentes de la peor especie.
Quien suscribe estas líneas era apenas un estudiante de secundaria pero recuerda muy bien los llamados “actos de repudio” —más bien cacería de brujas—, frente al apartamento de Fernando, la impotencia de la madre, ya anciana, y del hermano —ajenos a los asuntos del escritor— enfrentados a la turba enloquecida e incitada por el Partido Comunista y los CDR. Pocos sabían exactamente por qué estaban allí frente a la casa de un vecino que conocían por su carácter afable; sin embargo, gritaban obscenidades, lanzaban cosas, aun cuando Fernando Velázquez no se encontraba en el lugar, sino que permanecía preso en algún departamento de la Seguridad del Estado.
-Si no iba, me tachaban de gusano y sabes que eso era fatal… Tú sabes que después, cuando necesitaras un aval para cualquier trabajo, te lo iban a negar. O iban a hablar mal de ti cuando vinieran a verificarte en el CDR. Nos tenían chantajeados, claro, aún nos tienen chantajeados, menos que antes pero sigue así, acuérdate lo que sucedió con los teléfonos…-, dice un vecino que no desea revelar su identidad porque aún pertenece a los CDR, e incluso desempeña cargos en la organización, pero solo porque no sabe decir que no.
Como muchos “cederistas”, tiene miedo a disentir, a oponerse, a rebelarse, incluso a salirse de la organización:
-Solo somos algunos viejos los que vamos a las reuniones. Ya ningún joven quiere esto y en mi caso no puedo decir que no. También es peor que venga otro y tú sabes que no me meto con nadie.
No cuenta más al respecto pero en la cuadra donde vive todos sabemos que tiene un hijo preso y, si dejara el cargo, cuando el hijo sea liberado no tendrá muchas opciones de trabajo. Si se mantiene en el CDR, como presidente, al menos lo podrá ayudar con los avales y las verificaciones.
Cuando me hablaba de los teléfonos, se refería a la distribución de equipos y líneas que periódicamente realiza ETECSA, el monopolio estatal de las comunicaciones en Cuba. Para otorgar el servicio telefónico, los CDR deben avalar a la persona que lo solicita. Tienen prioridad los cederistas destacados, aquellos que demuestran entusiasmo revolucionario colocando banderas en las ventanas de sus casas o carteles a favor del gobierno. Los demás deben esperar a que sobren capacidades, o comprarlas en el mercado negro.
Licenciado en Economía, Manuel de Jesús, residente en la Habana Vieja, fue una víctima de los “actos de repudio” en los años 80. Quiso abandonar el país en aquel momento pero luego se arrepintió. No obstante, perdió el empleo y estuvo varios años relegado socialmente. El CDR se encargaba de hacerle la vida más insoportable. Cada vez que pedía un aval para comenzar a trabajar en un buen empleo, se lo negaban. Incluso se ensañaron con sus hijos menores de edad.
-A mi esposa la botaron del trabajo y mi hijo no pudo entrar a la universidad porque los del CDR le escribieron a la Facultad. Dijeron horrores de mí y de la madre. Después logró entrar en el técnico y cuando se graduó se fue en cuanto pudo. Ahora vive en España con la mujer. Lo más gracioso es que quien escribió la carta para que no lo admitieran en la Universidad, se fue hace unos años reclamado por el hijo, y es vecino de Eddy (el hijo de Manuel) allá en Zaragoza.
Testimonios similares pueden ser escuchados en toda Cuba. La oleada de “actos de repudio” que el gobierno ordenó y ordena cumplir a los CDR son disfrazados de “reacción popular”, cuando en verdad son francas violaciones de los derechos humanos convertidas en práctica sistemática durante más de medio siglo.
Fundados por Fidel Castro un 28 de septiembre hace 54 años, los Comités de Defensa de la Revolución fueron la manera oportunista de establecer un sistema de control ideológico y represión que buscaba abolir las individualidades que tanto molestaban a la dictadura, porque distorsionaban la imagen de consenso que deseaba proyectar y que terminó por institucionalizarse, destruyendo la democracia e instaurando las formas más absurdas del populismo.
Este artículo de Ernesto Pérez Chang fue publicado en Cubanet