lunes, 12 de enero de 2009

YO DENUNCIO

Ana Margarita Perdigón Brito
Calle Mártires del Yayabo s/n,
Las Tozas, Sancti Spíritus, S. Sp.
Carné de Id. N° 71032602370
Teléfono móvil: (+53) 52-41-19-76

Yo, Ana Margarita Perdigón Brito, vecina de la calle Mártires del Yayabo sin número, Las Tozas, municipio y provincia de Sancti Spíritus, hermana del preso político y de conciencia Raimundo Perdigón Brito, quien actualmente cumple una “medida de seguridad” detentiva en la Prisión Provincial de Sancti Spíritus (popularmente conocida como “Nieves Morejón”), en Guayos, Cabaiguán, provincia de Sancti Spíritus, formulo la presente denuncia por irregularidades y violaciones de los derechos humanos que han tenido lugar en dicho centro penitenciario.
En el transcurso del recién concluido año 2008, los presos recluidos en la mencionada cárcel han sufrido varias golpizas.
Por ejemplo, el 21 de enero de 2008 mi aludido hermano Raimundo Perdigón Brito fue vapuleado por el Primer Teniente nombrado Alexander (quien, según me transmite mi familiar, es un destacado represor que ofende a los reos y arremete contra ellos).
Otra paliza tuvo lugar el 12 de febrero de 2008 a las 6:00 P.M., hora del recuento. En esa oportunidad, mi referido pariente fue agredido físicamente por el Primer Teniente Abel Ruiz Chinea, jefe de Seguridad del penal, quien lo trasladó al lugar conocido como “El Túnel” (sitio que, por quedar al abrigo de las miradas de los demás reclusos, es el lugar predilecto de los guardias para perpetrar sus apaleamientos). Una vez allí, Raimundo Perdigón Brito, mientras se encontraba con sus manos esposadas, fue golpeado nuevamente de manera salvaje por el oficial de guardia superior Ignacio González Mas; acto seguido, con los ojos cubiertos de sangre, lo mantuvieron encerrado por espacio de 10 días en la celda de mayor rigor marcada con el número 8, lugar que carece de condiciones mínimas para las personas que en él se encuentran.
Otro caso digno de mención es el del reo común Lázaro Travieso Viera, vecino del municipio de Cabaiguán, el cual fue golpeado asimismo por Abel Ruiz Chinea.
Según testimonios ofrecidos por varios presos, este oficial, debido a su particular agresividad, es un esbirro peligroso.
Por otra parte, quiero denunciar también que en los meses de noviembre y diciembre, mi referido hermano ha estado sometido a fuertes amenazas por reclamar sus derechos como preso. Entre éstos, él exige que se le respete la posibilidad de disponer de 25 minutos semanales para hablar por teléfono con sus seres queridos, pues sólo se le permite hablar por espacio de cinco minutos, un día a la semana.
Es bueno significar que —como he señalado anteriormente— Raimundo Perdigón Brito se encuentra cumpliendo una “medida de seguridad” de carácter predelictivo, la cual le fue impuesta por su condición de defensor de los derechos humanos y periodista independiente. Se le trata como si fuera un peligroso criminal, y recibe ofensas de los oficiales; entre ellos, del “reeducador” Roinel Pacheco Vega. Este agente represivo lo agrede con toda clase de vituperios y controla sus conversaciones telefónicas, al extremo de que a menudo le ha arrebatado el teléfono, bloqueando de ese modo su comunicación con sus familiares.
Parte importante de la represión que se realiza contra mi mencionado hermano lo son las provocaciones que contra él perpetran presos comunes de alta peligrosidad, quienes colaboran con la jefatura del penal y son alentados por las autoridades penitenciarias para que lo hostiguen.
Otra de las violaciones es la pésima alimentación que reciben él y los restantes presos. La comida está mal elaborada y su cantidad es reducida. Sólo una vez cada 15 días suministran una pequeña posta de pollo, a modo de carne.
La “atención médica” representa una verdadera falta de respeto. Los presos sólo son atendidos cuando el guardia de turno lo estima pertinente. Los dolores de muelas, de cabeza, de garganta y de oídos son muy frecuentes, pero quienes los sufren no son atendidos, ya que los responsables del Puesto Médico, nombrados Alberto y Xenia, hacen caso omiso de las quejas.
Las naves en las que residen los reos —conocidas como destacamentos— son construcciones de mampostería y techos bajos. El material que predominaba en las cubiertas de esas edificaciones eran las planchas de fibrocemento, pero a raíz del paso del huracán “Ike” en meses pasados, algunos techos fueron cambiados por planchas de zinc, lo cual motiva la natural preocupación de reos y familiares sobre el calor insoportable que reinará en esos sitios durante los meses de verano.
Las contadas tazas sanitarias que hay instaladas en el penal a menudo se encuentran tupidas por la falta de agua para descargarlas, lo que causa una insoportable fetidez, lo cual constituye un atentado contra la higiene y la salud de los reclusos.
Por otra parte, informa mi aludido hermano que hace unos cuatro meses, debido a las nuevas medidas represivas impuestas por el gobierno cubano contra los vendedores ambulantes y otros ciudadanos que no laboran en centros estatales y procuran librar su sustento por medios informales, ha aumentado considerablemente la población penal en el mencionado centro penitenciario (muchos de los recién ingresados —supuestamente— se encuentran también “en estado peligroso”).
Lo anterior ha traído consigo un notable hacinamiento en toda la prisión. Como ejemplo de ello se puede mencionar la situación existente en el Destacamento 4 (en el que se encuentra Raimundo Perdigón Brito), el cual pertenece al área conocida entre los reclusos como “El Tiburón” y ha sido tomado como depósito de asesinos, drogadictos y otros individuos de alta peligrosidad. En esa zona del penal las condiciones existentes son infrahumanas,
Pues bien, en el aludido Destacamento 4 hay 10 cubículos, en cada uno de los cuales hay 8 camas. No obstante, debido a la superpoblación penal, hay de 3 a 4 reclusos durmiendo en el suelo en cada uno de los cubículos. Esta situación ha dado lugar a riñas y a un estado de total inseguridad, por lo que esa zona del penal ha sido catalogada como destacamento de tortura, en el que los reos no cuentan siquiera con las condiciones mínimas, y en el que los derechos carcelarios son violados abiertamente.
Un ejemplo de la situación existente en ese lugar es la situación confrontada por el reo común Rolando Gómez Triana (alias “El Enano”), vecino de Majagua, provincia de Ciego de Ávila, quien fue acuchillado durante una riña carcelaria.
Según testimonios brindados por prisioneros comunes, la Dirección de la prisión está sacando grupos de cautivos con destino a granjas, a fin de sacar provecho económico de los ciudadanos privados de libertad, los que son sometidos a trabajos forzosos.
Por otra parte, se comenta entre los presos que los traslados —así como otras medidas cosméticas adoptadas por las autoridades penitenciarias— se explican —al menos en parte— porque —según un rumor bastante difundido— próximamente visitará Cuba una comisión internacional de derechos humanos, a la que el régimen castrista desea dar una imagen falsa y edulcorada de la realidad imperante en las prisiones de la Isla. Es quizás por este motivo que el pasado 10 de diciembre se inauguró en la ciudad de Sancti Spíritus un nuevo centro penitenciario dotado de condiciones muy superiores a las que normalmente existen en las prisiones cubanas. A este centro serán trasladados reclusos que trabajarán en la zona urbana.
Varios pobladores han expresado que todo está preparado para la supuesta visita de los funcionarios internacionales interesados en los derechos humanos. Mientras tanto, decenas de miles de presos están en lugar ignorados, lejos de la vista de los hipotéticos visitantes extranjeros.
En virtud de todo lo antes expresado, la que suscribe, Ana Margarita Perdigón Brito, formula la presente denuncia basada fundamentalmente en datos brindados por mi hermano, el preso de conciencia Raimundo Perdigón Brito, y da a conocer los hechos anteriores a la opinión pública (en especial a las organizaciones de derechos humanos de todo el mundo).

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