lunes, 16 de junio de 2008

LA CUBANA ES LA PERLA DEL EDEN

Manuel Vázquez Portal,
Grupo Decoro.

LA HABANA, marzo - "Qué es lo esencial, lo trascendente, sino aquellacotidianeidad que nos consume, más bien, que nos devora día a día". Me dijo,guardó silencio y exhaló una larga bocanada de humo. Su rostro, tras elcigarrillo, parecía viajar por un tortuoso laberinto. Era como si sus ojosno tuvieran mirada, como si le costara mucho trabajo salirse del enrevesadomapa de pequeñas cicatrices que le tatuaban el alma. Estaba sumida en lacontemplación de su desastre interior. Andaba como buscando un sueño, unapequeña esperanza a la cual asirse. "Ya nadie puede hablarme de futuro sin que la carga de todo mi pasado inútilme provoque náuseas. Mi vida se reduce a una ringlera de consignas voceadasen la inconsciencia de la niñez, otra retahíla de consignas coreadas en elcandor de la juventud y más consignas, ya insípidas, en la temprana vejez.He sido un aparato repetidor de palabras ajenas y vacías. No recuerdo elplacer de haber sido frívola alguna vez y haber añorado un vestido caro, unacolonia fina, unos zapatos elegantes. Me gasté intentando lo trascendente.Y, ¿qué es lo trascendente? Mi historia es tan común como la de cualquiermujer. Mi única heroicidad consiste en no creerme una heroína por más querepitan que lo somos. No es heroico asesinar a la mujer que se es paraimplantar una heroína que nunca se será. Y yo asesiné a mi mujer. Laenvenené de colas y de ómnibus repletos. La destripé de ausencias en mishijos. La desguasé en sancochos a mi esposo. La destrocé sin maquillajes niperfumes. La destruí sin cremas ni masajes. La deshice entre apagones yalarmas de combates. Ese rostro que hoy veo en el espejo no me pertenece. Nosé cómo llegué a él. No tuve tiempo para verlo nacer de la niña que aún mecreía. El tiempo no se detuvo un instante, pero yo sí estaba detenida en unaespecie de hechizo construido por discursos alelantes. Me durmieron de niñay ahora ese vidrio cruel me despierta de arrugas y de canas sin más historiaque la misma cotidianeidad que me trajo hasta aquí. No le espera a misdescendientes otro camino. Los quiere encantar el mismo brujo. Venderlesotra vez el disfraz de héroes. Pero yo estoy aquí, como la perla del Edénque propone, soy el cultivo de esa sementera. ¿Querrán mis muchachas ser lasperlas que soy?" Y entonces guardo un silencio profundo. Tenía la boca amarga, la miradaamarga. Se llamaba Mercedes. Tenía 43 años y ésta es su historia. Esta información ha sido transmitida por teléfono, ya que el gobierno deCuba no permite al ciudadano cubano acceso privado a Internet.CubaNet no reclama exclusividad de sus colaboradores, y autoriza lareproducción de este material, siempre que se le reconozca como fuente.

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