Juan José López.
Juanés ofrecerá un concierto por la Paz en Cuba. El escenario será la “Plaza de la revolución”. Antigua Plaza Cívica, desde donde los pronunciamientos más radicales y fundamentalistas se han escuchado en los últimos cincuenta años.
Querrá decir Juanés que tanto deterioro cívico y moral impulsado por los largos y agotadores discursos pronunciados en el lugar del concierto, por el doctrinario Castro, quien carece del mayor sentido común, al concebir que una sociedad puede compartir un mismo credo. Se equivocaría sin dudas el colombiano.
Pero esta falta de vision, parece compartirla Juanés y todos los que hablan de tolerancia. Yo estoy en favor del intercambio cultural y de todo tipo pero, cuando las cosas empiezan exigiendo comprensión de un solo lado, me parece infame.
Estoy conciente del daño que hace polarizarse. Eso lo disfrutan del lado de allá, donde pertenece el NO perpetuo.
De plano me opongo a todo el que diga que la propaganda oficialista cubana no va a capitalizar lo ya ocurrido y lo posterior. Es decir, este concierto será utilizado para aparentar lo que no es y además nos esta poniendo a nosotros los exiliados como intolerantes.
La tolerancia indica que ambos bandos en contención están integrados por seres humanos, con sentimientos y necesidades de toda índole, igual a todos. Pero eso solo lo entienden los del lado demócrata, del lado del régimen solo manejan el sentido cínico de este aspecto.
El hecho de aceptar un concierto no indica que el régimen cambia., Su intención retardataria ya esta más que demostrada.
Hay que hacer un paréntesis aquí. Amaury Pérez Vidal, mentor de Juanes castrista pa el evento, quien ha hablado de tolerancia y actitud de abrir puertas. Por que no pide apertura dentro del país, en Cuba donde casi no vive.
Es bello hablar de tolerancia, sobre todo cuando se lleva el antecedente de apoyar una dictadura totalitaria, de suscribir sus acciones abominables, es como si se pidiera clemencia futura por la irresponsabilidad del pasado.
Para Cuba que sufre, como dijera Marti, mi primera palabra, aun cuando escribo el último párrafo: no atento contra nada fresco que pudiera aliviar tanto dolor en la sociedad que amo, pero desde mi exilio digo también, artistas dejen a un lado la ironía.
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