domingo, 31 de octubre de 2010
LA HAITIANIZACION DE CUBA
Por faisel iglesias
Cuando Mario Vargas Llosa recibió la noticia de haber ganado el Premio Nobel, estaba leyendo El reino de este mundo de Alejo Carpentier. Esta obra, leída en los primeros tiempos de mi juventud, causó una revolución espiritual en mi incipiente personalidad de narrador, a tal punto que es una de las cosas, materiales o inmateriales, que más amo y necesito.
Es uno de esos libros que, como El Quijote, uno necesita volver a él cuando ésta realidad aplastante nos devora y pretende matar nuestra fuente creadora.
Con el impulso de Vargas Llosa comencé a releer el milagro literario de Carpentier. Mas allá de las metáforas – la poesía es el camino más corto para llegar a la verdad, la luz del pensamiento -, de su realismo mágico, la mitificación de la historia, su neosimbolismo, la superación del tiempo y el lenguaje de ascendencia surrealista, contantes en la obra del cubano-francés, encontré en su personaje central, Ti Noel, una especie de destino del pueblo cubano.
Ti Noel, en un momento se libera de sus amos blancos (los cubanos en un momento nos liberamos de las castas y clases que nos explotaban), solo para caer en la esclavitud bajo el déspota Christopher (los cubanos entonces caímos en la explotación y represión de los hermanos Castro). Más tarde, el mulato haitiano, hijo de esa revolución, explota a todos (en Cuba una nueva clase o casta se prepara para jugar un papel semejante).
Fue entonces que fije los ojos en el pensamiento y mire los paisajes rotos de La Habana y Puerto Príncipe y visualice tristemente la haitianización de Cuba.
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