Este lunes fue el último día de Franklin Brito. Su lucha tesonera contra un acto de injusticia gubernamenal al que enfrentó mediante una dramática huelga de hambre de más de 8 meses, concluyó con un paro cardiaco esta tarde, según lo confirmó su hija Angela Brito. Tenía 49 años.
El productor agropecuario había radicalizado su protesta en espera de que el presidente Chávez se pronunciara sobre su caso, pero sólo recibió la visita del presidente de Instituto Nacional de Tierras, Juan Carlos Loyo, quien aeguró que la problemática por la cual Brito se mantenía en tal actitud se debía a un inconvenientes que tuvo con unos vecinos.
En su último reporte, ofrecido por su hija Ángela,Brito había suspendido la la ingesta de suero y sólo consumía agua. La joven aseguraba que la única persona capaz de resolver el problema era el mandatario nacional.
“Se nos ha hecho difícil solucionarlo de manera digna y justa a través del INTI porque esto dañaría la imagen de Chávez, ya que se vería que el Presidente no lo ayudó a pesar de que se comprometió luego de que mi padre se amputó un dedo públicamente”, explicó en declaraciones el pasado 16 de agosto a TalCual.
“Creemos que ninguna institución va a ir en contra del Presidente. Entonces, mientras él siga involucrado, no creemos que se resuelva nuestra situación. Chávez ha dicho en dos ocasiones que mi papá tiene razón. Quiero saber qué va a decir esta vez si se pronuncia”, añadió en referencia a los actos de corrupción que se cometieron las dos veces que el mandatario se comprometió con Brito.
En diversas ocasiones, Ángela denunció que su padre estaba siendo torturado en el Hospital Militar, lugar donde “está recluido en contra de su voluntad a pesar de no haber cometido ningún delito”.
De acuerdo con esta declaración, Brito permanecía recluido en un cubículo de terapia intensiva en el que las enfermeras entran y salen constantemente para buscar suero y jeringa. “También está al lado del baño y cerca del motor del aire acondicionado que sirve a toda la terapia, por lo que las vibraciones no lo dejan dormir”, agrega.
“Creemos que lo hacen para torturarlo porque se los hemos explicado varias veces y no lo corrigen. Hoy mi papá cumple 78 días en terapia intensiva y, cuando lo recluyeron ahí no había necesidad de ese servicio. Él dice que lo quisieron tener ahí para aislarlo y evitar que se le tomen fotos y que las personas lo vean. Únicamente podemos verlo mi mamá y yo. Los médicos de la Cruz Roja pueden ir por poco tiempo. Siempre estamos custodiados por militares. Está en un régimen peor que el de los presos porque ni siquiera tiene el privilegio de ver a sus abogados”, manifiesta.
martes, 31 de agosto de 2010
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