AL DR. ANDRÉS CANDELARIO.
Por Idania Bacaallao
Yo también espero, mi admirado Dr. Andrés Candelario que, el acusado Segundo Cabra deje de ser Panchito Bacallao Prieto. Mi abuelo in memoriam… Y que la novela “El Olor de la Tierra ” escrita por el abogado Faisel Iglesias sea un símbolo geográfico más en este momento de la historia.
Pero nos sería más grato que ya los personajes Segundo Cabra “hincados de rodilla en la tierra” dejen su titular en el pasado, y se hagan con su levante un derecho propio. Un ojo de agua que repase la narrativa cubana en un nuevo mundo, y se olvide para siempre y por siempre; no que el abogado Faisel Iglesias se ha alzado con pluma en ristre con esta novela, que sabemos hará el boom contemporáneo, sino que se postulará un Segundo Cabra sin látigo ni amaneceres revolcados de hambre.
Deseamos, Dr. Candelario que mi infancia, su infancia y la de miles y miles de cubanos regrese nuevamente. Es la única forma que tendremos de jugar a las bolas sobre “el olor de la tierra” con otro Segundo Cabra más libre. Un verdadero protagonista de la defensoría, que hace y hará siempre – y por supuesto- el escritor Iglesias. Ya enmarcado con los “pobres de la tierra” con un olor muy característico en sus letras: El olor de la cubanía en los taburetes donde logró sentar a Segundo Cabra para que sobreviviera de sus circunstancias adversas, y de luna a luna hasta que le confiscaron su habitáculo.
Como se lo usurparon al abuelo y querido Panchito Bacallao Prieto, cuando también a los tres meses de sentirse totalmente desalojado probó “El Olor de la Tierra ”, pero en el cementerio de Rancho Veloz, donde aún hoy descansa como debe estar descansando el Segundo Cabra del abogado Faisel, henchidos y orgullosos de una arcaica oferta que no olvidan ni olvidarán jamás: “la tierra es de quien la trabaja”.
Y así las manos dentro de su tierra que bien lo vieron nacer, serán ahora de otro cubano que a la par con Segundo Cabra nos regalarán la patria libre. Para que así el acusado Cabra deje el tribunal de su tierra a un lado, y pueda –de una vez por todas- vender sus productos sin desmontarse de su drama de guajiro maltratado en la exquisita novela de Faisel Iglesias y en la hoy horrorosa realidad que tiene el cubano de a pie.
CUBA. RANCHO VELOZ.
Por Idania Bacaallao
Yo también espero, mi admirado Dr. Andrés Candelario que, el acusado Segundo Cabra deje de ser Panchito Bacallao Prieto. Mi abuelo in memoriam… Y que la novela “El Olor de la Tierra ” escrita por el abogado Faisel Iglesias sea un símbolo geográfico más en este momento de la historia.
Pero nos sería más grato que ya los personajes Segundo Cabra “hincados de rodilla en la tierra” dejen su titular en el pasado, y se hagan con su levante un derecho propio. Un ojo de agua que repase la narrativa cubana en un nuevo mundo, y se olvide para siempre y por siempre; no que el abogado Faisel Iglesias se ha alzado con pluma en ristre con esta novela, que sabemos hará el boom contemporáneo, sino que se postulará un Segundo Cabra sin látigo ni amaneceres revolcados de hambre.
Deseamos, Dr. Candelario que mi infancia, su infancia y la de miles y miles de cubanos regrese nuevamente. Es la única forma que tendremos de jugar a las bolas sobre “el olor de la tierra” con otro Segundo Cabra más libre. Un verdadero protagonista de la defensoría, que hace y hará siempre – y por supuesto- el escritor Iglesias. Ya enmarcado con los “pobres de la tierra” con un olor muy característico en sus letras: El olor de la cubanía en los taburetes donde logró sentar a Segundo Cabra para que sobreviviera de sus circunstancias adversas, y de luna a luna hasta que le confiscaron su habitáculo.
Como se lo usurparon al abuelo y querido Panchito Bacallao Prieto, cuando también a los tres meses de sentirse totalmente desalojado probó “El Olor de la Tierra ”, pero en el cementerio de Rancho Veloz, donde aún hoy descansa como debe estar descansando el Segundo Cabra del abogado Faisel, henchidos y orgullosos de una arcaica oferta que no olvidan ni olvidarán jamás: “la tierra es de quien la trabaja”.
Y así las manos dentro de su tierra que bien lo vieron nacer, serán ahora de otro cubano que a la par con Segundo Cabra nos regalarán la patria libre. Para que así el acusado Cabra deje el tribunal de su tierra a un lado, y pueda –de una vez por todas- vender sus productos sin desmontarse de su drama de guajiro maltratado en la exquisita novela de Faisel Iglesias y en la hoy horrorosa realidad que tiene el cubano de a pie.
CUBA. RANCHO VELOZ.
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