sábado, 31 de octubre de 2009

LIDER HISTORICO DEL MOVIMIENTO NEGRO BRASILENO SE SOLIDARISA CON DISIDENTES CUBANOS

Un ex senador y dirigente histórico del Movimiento Negro Brasileño ha escrito a los gobernantes de Cuba y Brasil para pedir que se salve la vida del disidente Darsi Ferrer Ramírez, en huelga de hambre en una cárcel cubana.

En su carta abierta a Raúl Castro y al presidente Luiz Inácio Lula da Silva, Abdias Nascimento recuerda que el doctor Ferrer fue detenido durante una manifestación en defensa de los derechos humanos, y luego fue acusado de delitos que no se corresponden con su historia, su personalidad o sus valores morales.

El también ex secretario de Derechos Humanos del Estado de Río de Janeiro opina que éste es un caso de intimidación política contra quienes protestan en Cuba contra el racismo, la discriminación y diversas formas de amedrentar a los que se atreven a reclamar un estado de derecho.

Señala el dirigente brasileño que el hecho de que se juzgue al doctor Ferrer como un criminal denota que las autoridades están tratando de silenciar una voz molesta, lo que llevó al detenido a iniciar una huelga de hambre.
Michelle Sague tiene más información en el audio.

QUE BUENO BAILA USTED; la musica cubana a traves de Benny More



(www.miscelaneasdecuba.net).- Faisel Iglesias. Nacido en 1953 en Pilotos, Pinar del Río. Graduado de Derecho en la Universidad de La Habana. En 1991 la editorial Letras Cubanas publicó parcialmente su novela EL Olor de la Tierra, que fue prohibida por el Gobierno de la isla el mismo día de su lanzamiento. Obra que fue presentada en 1996 en la Feria Internacional del Libro de Miami.

En 1980 comenzó como abogado a defender a disidentes en la isla. En 1992 fundó junto a René Gómez Manzano la Unión Agramontista, procurando una nueva concepción de la sociedad, el estado y el derecho en Cuba.

En 2008, ya en el exilio, fue proclamado Delegado para el Caribe de la Corriente Liberal de la disidencia cubana. En la actualidad vive y trabaja como abogado en Puerto Rico. Con motivo de la reciente publicación de su novela "Qué bueno baila usted: La música cubana a través de Benny Moré", Faisel Iglesias es el invitado de la semana en MartiNoticias.

MN. ¿Cómo se le ocurrió novelar la vida de Bartolomé Maximiliano Moré?

FI. La música es la primera entre las artes. Nos trasmite esas emociones que identifican nuestra cultura, nuestro ser. Cuba es su música. La síntesis y expresión humana más alta de ese milagro es Benny Moré. Benny es un personaje con el que siempre andamos a cuesta de manera consciente o inconsciente, es otro yo.

MN. La vida misma del Benny Moré es una novela. Esto que pudiera facilitar las cosas en realidad las complica porque pudo haber equivocado el camino y terminar escribiendo una biografía sobre el Bárbaro del Ritmo. ¿Cómo eludió ese peligro que, por otro lado, sería una tentación?

FI. El Benny es un Benny diferente para cada cubano. Incluso, nunca se repetía. Mutaba en cada canción. Para él un instante podía ser la eternidad y era capaz de expresar en una canción, en un gesto, en un grito, siglos incontables de dolor, desarraigo, esclavitud, amor, esperanza. Sólo la novela posibilita esa polifonía, esos rompimientos de tiempos... Una gran fabulación para decir una poquita de verdad.

MN. Su novela sobre el Benny es además una novela sobre la música cubana ¿Qué fuentes vivas o bibliográficas consultó, sobre todo teniendo en cuenta que usted vive exiliado en Puerto Rico y que obviamente la circunstancia del exilio conforme le abre el acceso a unas fuentes le niega el acceso a otras?

FI. La música cubana es un fenómeno único. Ningún país del mundo tiene más ritmos. Es un fenómeno complejo y simultáneo que ignoran los que la copian y hasta los que la roban, porque de eso también se trata. Ahora cuando escuchas un son, un bolero, una rumba, dicen que se trata de música caribeña, tropical. El trópico lo encontramos en Asia, África, en el Perú, Chile, en Australia... Cuando hablan de los instrumentos musicales cubanos se refieren a ellos como instrumentos afrocubanos.

Hay un deliberado propósito de descubanizar la música cubana. Y eso no afecta sólo a nuestro patrimonio, sino que daña a esos pueblos a los que les dicen engañosamente que esa es su música, porque les rompen su identidad. La clave es un instrumento cubano. Nació precisamente para oponerse a la estridencia de los tambores africanos.

Los timbales, los bongoes son instrumentos musicales cubanos que surgían a los fines de expresar una realidad musical que sólo se daba en Cuba. De modo que las fuentes de esa novela las encuentro en la historia, en la dignidad y el amor a mi cultura.

MN. La descripción y definición que logra en su novela del instrumento musical denominado la clave me resultó extraordinario. Cuente brevemente a nuestros lectores lo que aporta la clave a la música cubana y cómo lo obtiene siendo un instrumento, digamos, tan primario y simple.

FI. En Cuba se fundieron en ese gran proceso de transculturación el negro y el blanco, como en los demás países del Caribe. Pero en Cuba se da un fenómeno único. A partir del siglo XVI la industria azucarera se desarrolla de manera tal que, en poco tiempo la isla pasó a ser el primer país productor y exportador de azúcar, cuando el azúcar tenía la importancia en el mercado mundial que tiene hoy el petróleo.

En consecuencia en el Puerto de La Habana se crea el astillero capaz de hacer los barcos más grandes y modernos de transportación de azúcar a los cuatro puntos cardinales.Los recursos y trabajadores para atender las necesidades de abastecer de barcos militares a las armadas que peleaban en las guerras de independencia de Norte y Sur América. Ingenieros, ebanistas, carpinteros europeos, fundamentalmente del sur de España, comenzaron a trabajar junto a los negros en el puerto.

En los momentos de esparcimiento, cuando los negros tocaban sus tambores, a los blancos les resultaban estridentes sus sonidos. Y comenzaron, tras aguantarles un tiempo. Primero, seguramente con las palmadas, pero con el tiempo, empezaron a utilizar las clavijas, esos tornillos de maderas, para trincar los barcos. De ahí, después de un artesanal tallado, surge la clave de la música cubana.

A mí modo de ver, es el instrumento que parió la música cubana. Todas las autoridades que he oído hablar del fenómeno de la música cubana lo justifican con el encuentro del negro y el blanco. Sin embargo, en todos los países del Caribe, en América del Sur, en todos los lugares donde se ha dado ese mestizaje se produce una música poderosa, pero la música cubana es única.

La clave hace melódico al ritmo, deja un espacio de silencio que abraza a la melodía, permite la improvisación del artista y del espectador, por tanto cambió también el concepto del espectáculo, porque a partir de la clave, el espectador también crea. A partir de la clave, el pueblo dejó de bailar esos bailes de salón, de pasos aprendidos, del tiempo de la colonia y las rumbas y comienza a bailar suave, suavecito, apretando a la compañera, en virtud del paso que le marca la clave.

Para novelar la clave era necesario hacerla un personaje. Por tanto tenía que humanizarla. Y la única manera de humanizar un objeto es utilizando la poética.

Otro aspecto fundamental de la música cubana es la utilización de los tambores con fines religiosos. Es por ello que, una vez que la clave comienza a bordear el ritmo y abrazar la melodía en sus momentos de silencio, la percusión puede ser adorno, tono dramático, imaginar locaciones, llevar y traer espíritus.

Claro, pero mi novela no tiene una aspiración científica, mi propósito es literario y para ello, para decir esas poquitas verdades que no tengo medios científicos de probar, utilizo la poesía. La poesía me da la facultad de inventar verdades...

MN. ¿Era Bartolomé Maximiliano Moré un iniciado en la Regla de Palo Monte?

FI. Bartolomé Maximiliano Moré se crió entre babalawos, en medio de esa tradición religiosa. Una parte de su personalidad es forjada por ese mundo. El respetaba, como todo hombre sensible y agradecido, esa cultura, esas religiones. Ellos les enseñaron los secretos del canto, el baile y los toques de tambores que fueron fundamentales en su proyección artística. Pero como decía Celeste Mendoza, su gran amiga: "El Benny no creía ni en su sombra".

MN. ¿Qué hay de cierto en el rumor de que el Benny Moré portaba en el interior de su proverbial bastón una prenda, kiyumba, resguardo o amuleto de Palo Monte?

FI. No me consta. Puede haber sido cierto o no. Como te expresaba, esa es la cultura que lo formó y que él respetaba. Pero yo no me asumo al Benny con ojos de historiador. Yo por ejemplo, quité su sombrero y su bastón del Alí Bar, que es donde verdaderamente están y los puse en un teatro adonde la gente iba y pagaba por verlo. Me interesa la verdad literaria, esa que se inventa.

MN. ¿Cómo definiría a Bartolomé Maximiliano Moré dentro de la música cubana y caribeña en general?

FI. Es la expresión más alta de cubanía de ese fenómeno único que es la música cubana.

El Lcdo. Faisel Iglesias se encuentra en Puerto Rico y disponible para entrevistas sobre su nuevo libro. Atendió el famoso caso de la playa de Tarará, Cuba, donde se terminó fusilando a tres nacionales cubanos. Para contactarlo pueden hacerlo a través de los # (787)- 553-3373 o a su manejador de relaciones públicos Eduardo Rodríguez # (787)- 245-4118.

miércoles, 21 de octubre de 2009

RAUL, MORATINOS Y LA BRUJERIA

Por: Héctor Peraza Linares
hectorperaza.blogspot.com
hector.peraza.linares@hotmail.com
Madrid, 21 de octubre de 2009

Moratinos: Compañero presidente, traigo una misión muy importante que me ha encargado Zapatero.

Raúl: Lo que sea, cuando sea, y pa’ lo que sea, señor Ministro. Claro está, siempre que no sea pa’ que libere a los trescientos presos políticos, pa’ que haga elecciones libres, o pa’ que respete aquí los Derechos Humanos.

Moratinos: Tranqui, tranqui, compañero presidente. Nada de eso, por supuesto, es lo que quiere mi presi. Zapatero lo que quiere es que usted me lleve a un brujo.

Raúl: ¿Pa’ qué carajo quiere eso Zapatero?

Moratinos: Para que, mediante alguna brujería, suban las intenciones de voto de los españoles al PARTIDO SOCIALISTA OBRERO ESPAÑOL. Debe saber que, en las últimas encuestas, el Partido Popular, a pesar de estar dirigido por el inepto de Mariano Rajoy, nos lleva casi diez puntos de ventaja.

Raúl: Eso es pan comío, señor ministro. Ahora mismo le resuelvo ese problema. Espere aquí un momento. En seguida regreso.

Raúl se ausenta durante unos veinte minutos. Al cabo de ese tiempo aparece todo vestido de blanco, acompañado de un chivo. Porta, además, una gallina prieta debajo del brazo izquierdo, un pañuelo rojo que le cuelga de uno de los bolsillos del pantalón, varios mazos de diferentes hierbas, un gran habano encendido, una botella de chispetrén, una docena de caracoles y un coco. Del cuello le cuelga un collar hecho con cascarones de huevos. Moratinos, al verlo, exclama asombrado:

Moratinos: ¡Compañero presidente! ¡No me lo puedo creer! ¿Además de presidente de Cuba y de Comandante en Jefe, es usted …?

Raúl: Así mismito es, señor ministro. ¡Soy el brujo de la Revolución!

Raúl se suena un largo trago de chispetrén, le da un chuponazo al tabaco, expulsa el humo por la boca, escupe en la calva de Moratinos, y le dice:

Raúl: ¡Ése es el gran secreto de nuestra Revolución Socialista Marxista-Leninista- Brujista!

Moratinos: (perplejo) ¿Es por eso que usted y su hermano, o viceversa, que su hermano y usted, se han podido mantener durante más de cincuenta años en el poder?

Raúl: ¡Sirilo! – le responde Raúl, que baila y canta a ritmo de guaguancó:

Soy el brujo

de la Revolución,

bebo orujo

y erupto tiburón.

Moratinos se contagia y comienza también a contorsionarse. Se tira por el suelo. Parece poseído por algún espíritu. Raúl le pasa la gallina prieta por el cuerpo y vocifera, mientras mata al chivo de una puñalada:

Raúl: ¡La sangre de este animal la ofrendo a ti, Satanás, padre querido, pa’ que me digas qué debe hacer el hermano Zapatero pa’ conseguir que los españoles quieran votarle más a él que al líder del PP!

A Moratinos le entran convulsiones. Los ojos se le cierran. Se da golpes en el pecho. Be be de la sangre del chivo. La gallina prieta pone un huevo prieto. El ministro canta a pleno pulmón:

Moratinos: ¡KI-KI-RI-KIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII!

Raúl escacha el huevo en la frente del ministro de Exteriores del Reino de España. Le corta la cabeza al chivo y también a la gallina prieta. Levanta en vilo a Moratinos. Para sacarlo del trance, le pega un puñetazo en la nariz. A continuación le ata al cuello las cabezas del chivo y de la gallina prieta, y le dice:

Raúl: ¡Siá, caray! ¡Misión cumplida, señor ministro! Envuelva estas hierbas, este coco, esta docena de caracoles, y las dos cabezas que cuelgan de su cuello, en este pañuelo rojo, y llévele todo eso a Zapatero.

El ministro envuelve las hierbas, el coco, los caracoles y la cabeza del chivo y la de la gallina prieta en el pañuelo rojo.

Moratinos: ¿Qué debe hacer mi presidente con esto?

Raúl: Dígale que meta ese “trabajo” en una olla, y lo cocine a fuego lento durante cincuenta horas. Cada hora de cocción le dará a su presidente un año en el poder.

Moratinos: (sonriente) ¿Cincuenta horas dándole candela a la olla, significarán cincuenta años de Zapatero como presidente de España?

Raúl: Así mismito es, señor ministro.

Moratinos: ¿Y cuánto nos cobrará usted por esta brujería, compañero presidente?

Raúl: La voluntad.

Moratinos le entrega a Raúl un cheque por 37 millones de euros…

lunes, 19 de octubre de 2009

BELKIS CUZA MALE, HEBERTO PADILLA Y EL TIEMPO ROTO

(Martí Noticias, A. de Armas) - Belkis Cuza Malé nació en la ciudad de Guantánamo, en Cuba, y estudió Humanidades en la Universidad de Oriente. Casada con el poeta Heberto Padilla, padeció junto a él persecución, acoso y encarcelamiento por parte de las autoridades del régimen de la isla en lo que la historia recoge como El Caso Padilla, en 1971. Exiliada en Estados Unidos desde 1979, ha fundado y dirigido las publicaciones Linden Lane Magazine y la Casa Azul. Ha publicado los libros El viento en la pared,1962. Los alucinados, 1963. Tiempos de sol, 1963. Cartas a Ana Frank, 1966. El clavel y la rosa: biografía de Juana Borrero, 1984. Woman on the Front Lines, 1987, y Elvis. The Unquiet Grave or the True Story of Jon Burrows, 1994, y Juego de damas, 2002.


Belkis Cuza Malé es entrevistada por Armando de Armas, en exclusiva para MartiNoticias.

MN. ¿Por qué un poemario como Juego de damas permanece prácticamente inédito por tres décadas?

BC. Porque vivimos en el exilio y los editores están más interesados en los que permanecen en la Isla. Con contadas excepciones, no hay editoriales para nosotros, ni invitaciones, ni viajes, ni nada. Y mucho menos para la poesía.

MN. ¿Considera usted que hay una censura sin afeites, como la ejercida por el régimen cubano, pero también una censura sutil sustentada en lo políticamente correcto, dictadura de la moderación, como la ejercida por la academia y las editoriales en occidente?

BC. Yo he vivido las dos clases de censura. No soy negativa, soy rebelde, batallo, no me dejo aplastar, pero he preferido vivir mi propia vida, hacer Linden Lane Magazine, abrir La Casa Azul, a buscar editores para mi obra. No soy un caso aislado, los intelectuales cubanos del exilio continuamos siendo unos apestados. Casi como lo éramos en Cuba.

MN. ¿Cómo conoció a Heberto Padilla? ¿Alguna anécdota al respecto?

BC. Conocí a Heberto el 6 de febrero de 1962, en la premiación del Concurso Casa de las Américas de ese año. Tanto él como yo quedamos finalistas en esa ocasión. Yo con mi libro Tiempos de sol, y él con su excelente El justo tiempo humano. Yo no había cumplido aún los 20 años, pero me llamó la atención ese poeta que hablaba con pasión desbordante. Tuve la impresión de que lo conocía de alguna otra época, de siglos atrás, y por eso le dije: ¿De dónde lo conozco?

MN. ¿Era Heberto un seductor?

BC. Sí, era decididamente un seductor. Un hombre de mucho encanto a la hora de hablar.

MN. ¿Cree que era ineluctable que usted y Padilla se encontrasen en el tiempo y en el espacio, más, en ese tiempo y en ese espacio?

BC. Sí, claro. Era inevitable que nos encontrásemos en ese espacio y en ese tiempo. Y que yo colaborara con él en llevar adelante su misión. La mía de entonces era parte de la suya. Al menos, la misión que tenía con él. Nunca he dudado de esto. Me sentía y me siento comprometida con él en ciertas cosas. Por eso guardo su archivo e intento poner en orden su obra dispersa y todo el material que dejó. Y por supuesto, seguir protegiendo su memoria porque hay quienes no se cansan de intentar hacerle daño, aún después de muerto.

MN. ¿Cree en la vida más allá de la muerte?

BC. Por supuesto, tenemos un alma y ésta continúa viviendo eternamente. Y pasamos a otra dimensión a encontrarnos con Dios.


Belkis Cuza Malé y Heberto Padilla.

MN. ¿Cree en la reencarnación?. De ser positiva la respuesta. ¿Le gustaría volver a vivir al lado de Herberto?

BC. A veces creo, y a veces no. No me entienda mal. A veces he sentido que he sido alguien más, que he vivido al lado de Jesucristo, y caminado junto a él, como una más. También en algún otro momento creí que podría ser la poeta cubana Juana Borrero, muerta en 1896, en Cayo Hueso, pero mi maestro espiritual José López del Río me convenció de que no, que yo era otra persona. Nunca supe quién, porque él murió sin decírmelo.

Pero la idea de la reencarnación me seduce, aunque sé que como seres humanos somos únicos, irrepetibles.

Me encantaría encontrarme con Heberto de nuevo. Vivir no sé, jajaja.... A menos que no me llame más Luisita, nombre que ni él ni yo supimos nunca por qué usaba con frecuencia. Otra cosa esotérica que nos unía.

MN. ¿Qué sintió usted cuando estuvo por primera vez ante el manuscrito de Fuera de juego?

BC. Yo viví junto a ese manuscrito durante los dos o tres años que se fraguó y escribió. Y luego fui yo quien lo llevó personalmente a la Unión de Escritores el día del cierre de admisión, a las 12 de la noche. Esperamos hasta el último momento, cuando yo no podían hacer nada para impedirlo. Yo se lo entregué personalmente a Blanquita, la secretaria de la UNEAC, fue él último manuscrito en entrar al concurso. Me sorprendió esa poesía que decía cosas nunca antes escuchadas, que era tremendamente bella. Algunos de esos poemas hablan de mí (como Una muchacha se está muriendo entre mis brazos) y otros, de nuestra relación. Un hermoso libro que no ha dejado de hacer historia. Por supuesto, el primero que tendría que reconocer esto es el tirano de Cuba. Heberto fue profético.

MN. Se dice, creo que con razón, que hubo un antes y un después del Caso Padilla en las relaciones entre el castrismo y la intelectualidad en la isla y en el exterior. Pero, cuénteme, como fue para usted estar allí, vivir, formar parte de la Historia?

BC. Fue muy difícil, horrible a veces, con todas esas persecuciones y los agentes de la Seguridad del Estado colados en nuestro apartamento haciéndose pasar por amigos. Y yo espantándolos como se hace con las cucarachas, aunque sin conseguirlo, porque volvían y volvían.

Pero a pesar de los pesares, viviendo peligrosamente, vivimos los años más intensos de nuestra relación, y yo no cesaba de aprender de todo lo que decía Heberto, que era un hombre extraordinario, un intelectual como pocos, pero con los pies muy bien puestos en la tierra.

MN. Heberto Padilla defiende públicamente a Guillermo Cabrera Infante y ataca a Lisandro Otero, cuando El Caimán Barbudo le pide su opinión sobre Pasión de Urbino, novela que meses atrás había ganado mención en el Premio Biblioteca Breve de Seix Barral, dando pruebas, a mí entender, de ser Heberto un hombre que se la jugaba por un amigo. ¿Se mantuvo esa amistad en el tiempo? ¿Cómo recuerda a Guillermo Cabrera Infante?

BC. Sí, recuerdo bien los tiempos esos, y la defensa de Heberto a Guillermo Cabrera Infante. Lisandro Otero era lo que nosotros los cubanos llamamos un bofe, un tipo peligroso, con poder y de la Seguridad del Estado. Aspiraba a ser Hemingway, pero se quedó en el hueso.

Heberto defendió a Guillermo por razones casi esotéricas. Lo hace aprovechando la coyuntura de que le piden la opinión sobre la novela de Lisandro. Pero estaba pendiente el incidente donde habían bajado del avión a Guillermo cuando regresa a Cuba tras la muerte de su madre. Creo que sabía a lo que se exponía sacando a luz un asunto tan peliagudo como lo que le pasó a Guillermo con la Seguridad del Estado. Fue un modo de atacar esa política, de abrir una brecha en ese muro que ya comenzaba a levantarse en Cuba contra la verdadera libertad de expresión.

Siempre se mantuvo esa amistad entre Guillermo y Heberto, y a lo largo de los años siguieron viéndose y conversando. Guillermo incluso me envió un artículo inédito para Linden Lane Magazine.

MN. ¿Algún libro en el que trabaje actualmente?

BC. Sí, mi libro La buena memoria, donde cuento el Caso Padilla, nuestra vida allá y parte de los años en Estados Unidos.

MN. ¿Regresaría Belkis Cuza Malé a vivir en una Cuba en libertad?

BC. No lo creo, aquello no se compone fácilmente. Yo no aspiro más que a la tranquilidad y el orden. Me hubiera gustado que se hiciera un museo en la casa de los Borrero en Puentes Grandes, el museo del siglo XIX o algo así, pero creo que mi misión va por otro rumbo. Si Dios nos presta vida, como dicen los mexicanos.

jueves, 8 de octubre de 2009

LA SOCIEDAD, EL ESTADO Y EL DERECHO CUBANOS ANTE LA POSMODERNIDAD

por faisel iglesias
Delegado para el Caribe
de la Corriente Liberal de la Disidencia Cubana

"De pensamiento es la guerra mayor que se nos hace: ganémosla de pensamiento.”, José Martí

El 26 de Julio de 2007, General Raúl Castro, hablo de la necesidad de “cambios estructurales y de conceptos.” Atendiendo a su llamado, el Monseñor Carlos Manuel de Céspedes García-Menocal, descendiente del Padre de la Patria y representante de la Iglesias Católica, la institución mas vieja de la humanidad, en un artículo titulado: CUBA HOY: COMPATIBILIDAD ENTRE CAMBIOS REALES Y PANORAMA CONSTITUCIONAL, publicado en Espacio Laical Digital, contribuye a la profundidad del debate con un análisis históricos … “desde que los cubanos ilustrados comenzaron a pensar en Cuba como una realidad política distinta de España”…hasta nuestros días. Creo que el fenómeno es más complejo y tienes raíces más profundas, que Cuba, más que el resultado de accidentes políticos, es la consecuencia de encontradas concepciones de la sociedad, el estado y el derecho.
Por un lado la concepción oriental, que ha seguido un desarrollo colectivo, colectivizante, de hombres que de servidores de la sociedad han devenido en servidos por los pueblos, cuyos más claros ejemplos lo han sido, a través de la historia, los regímenes despóticos de Egipto, Mesopotamia y La China, en la antigüedad, y en la era moderna los gobiernos totalitarios de Europa del Este; y la concepción occidental, que ya en la antigüedad había disfrutado de una unidad estructural; la que le ofreció el imperio romano - el derecho romano !- y que llegó a tener por más de mil años la esencia de toda una cultura en un idioma común; el latín y una espiritualidad en la cristiandad, capaz de fundamentar la revolución mas trascedente que haya conocido la humanidad en el valor más trascendente y ennoblecedor; el amor.
CUBA, COMO TODA LAS AMERICAS, ES PARTE DEL MUNCO OCCIDENTAL
Por accidente de la historia el camino institucional de occidente se bifurco: por un lado, lo que conocemos como el Derecho Común - con su tradición de respeto a los derechos individuales, de frenos a los poderes del estado y la independencia de la judicatura, que se entendió a las Trece Colonias de América del Norte, las que, como resultado de su Independencia, promulgaron la única constitución en el mundo que erige al ciudadano en soberano - en definitiva Dios nos hizo a su imagen y semejanza-; y por otro, la concepción Latinas, que nos llego con España, y que a pesar de la Carta de Las Cortes de León de 1188, que para muchos estudiosos significa el primer antecedente de lo que conocemos como constitución - consagraba también derechos individuales y limitaba las facultades del Monarca - que en definitiva resultó letra muerta, dada las necesarias concentraciones de poder en el proceso de reconquista y a la misma naturaleza de la concepción autocrática que la invasión mora había impregnado en la sociedad de “Las España”.
LA IMPLANTACION DEL ESTADO Y EL DERECHO ENCUBA
El desarrollo científico del siglo XV, le permitió al Viejo Continente, "buscar nuevas rutas para el comercio" por lo que en 1492, el más iluminado de los almirantes, con la ignorancia de creer que Cuba era Cipango y Haití era la China, y que los habitantes de Cuba y Haití eran los habitantes del país de las “vacas sagradas”, proclamo haber descubierto la tierra más fermosa que ojos humanos han visto.
Colón, el precursor de la cristianización de América - a costa del sacrificio de los nativos y sus valores - había expresado su intención de coronarse virrey de las nuevas tierras. Y, en su diario escribió la palabra oro 139 veces y la palabra Dios o la frase Nuestro Señor sólo 51, y el 27 de noviembre de 1492 consignaba: "tendrá la cristiandad negocio en ella".

Abierto el camino por Cristóbal Colón, se apareció, tras su ruta, en 1512, por el oriente del largo lagarto verde, Diego Velázquez, capitaneando a trescientos hombres, los que, por sus procederes, santos y señas más bien reflejaban venir de las entrañas dantescas de las cárceles de la época (sin menospreciar a algunas de las de nuestro tiempo) que de un puerto de la Española - nombre que le daban entonces los conquistadores a la original Quisqueya, hoy la hermana República Dominicana-.

A fuerza de fuego, espada, enfermedades y muerte implantaron -diz que en el nombre de Dios-, una sociedad, estado y un derecho extraños, culminantes de una realidad foránea especialísima, que la -¡siempre!- isla de Cuba no vivía. Fue una sociedad apenas sin elementos, un estado y un derecho precarios, donde se confundían las potestades políticas, militares y en algunos casos las judiciales, en los mismos funcionarios y que, trescientos años después, en los albores del siglo XIX, se mantenía con insignificantes variaciones. No fue hasta el año 1812, en que al darle las Cortes de Cádiz una constitución a la península que se extendió a la isla, Cuba no contó con una carta magna, en el sentido moderno de la palabra, creadora de supremas instituciones.

GUÁIMARO: DOS CONCEPCIONES DEL ESTADO Y EL DERECHO

Carlos Manuel de Céspedes, cuando la realidad era insoportable y la dignidad humana y nacional eran pisadas por el arcaico, explotador y cruel sistema colonial, mientras muchos vacilaban, como con fuerzas tremendas, venidas de las entrañas imperfectas de la tierra, se lanzó a todo galope a conquistar la independencia a filo de machete, convencido de que con sólo 12 hombres bastan para lograr la libertad de Cuba, proclamándose Capitán General del Ejército Libertador de Cuba, mando centralizado, para asegurar el triunfo de la revolución independentista, como paso previo a la república democrática.

Ignacio Agramonte, meses después, en el potrero de Guáimaro, en la Constituyente de la primera República en Armas - ¡el Belén institucional de la Nación Cubana! -, liderando a un grupo de intelectuales liberales, se opone resueltamente a Céspedes, pretendiendo una organización institucional que garantizara no sólo la independencia de Cuba, sino la liberación de los cubanos, el sometimiento del mando militar al poder civil -¡aún en plena guerra!- y proclama el imperio de la ley, y que el soberano fuese el ciudadano.

NO SE FUNDA, GENERAL, UN PUEBLO COMO SE MANDA UN CAMPAMENTO –José Martí.

Triunfó Agramonte, pero se perdió la guerra. Desde entonces la nación cubana, se pregunta: ¿Céspedes o Agramonte? Tanto una táctica como la otra es eficaz; todo depende de las circunstancias: Céspedes para la guerra, para la paz, Agramonte. Sin embargo los cubanos siempre hemos sufrido el desatino. En la Guerra Grande sometimos el mando de las batallas a las lentas resoluciones del parlamento de manigua y en los tiempos de paz, a que nos gobierne la manus military, una…” concepción acerca del Estado, más o menos “fuerte”, como lo significa el Monseñor.
José Martí, futuro líder de la independencia y de la espiritualidad de la nación, que en tiempos de la Guerra Grande, apenas un niño, había ido a la cárcel y escrito allí bellos versos y estremecedores relatos, andaba por el mundo cargado de nostalgia, soñando la patria - "Vivir por Cuba en cuerpo y alma no es lo mismo que sobrevivir en Cuba en carne viva." - con la fuerza de un creador divino, se lanzó, cargado de ideales a entrelazar las ramas de los pinos nuevos con los viejos robles a fin de hacer la que él mismo llamara la guerra necesaria.

[...] O la república tiene por base el carácter entero de cada uno de sus hijos, el hábito de trabajar con sus manos y pensar por sí propio, el ejercicio íntegro de sí y el respeto, como de honor de familia, al ejercicio íntegro de los demás; la pasión, en fin, por el decoro del hombre, - o la república no vale una lágrima de nuestras mujeres ni una sola gota de sangre de nuestros bravos. Para verdades trabajamos, y no para sueños.
Tal concepción de Martí, coincidente con la de Agramonte, abogando por la soberanía del hombre –“Patria es humanidad”, decía – encuentra su consagración juridicial en la Constitución Norteamericana, perdurable documento jurídico, alabada por los fundadores de nuestra patria y negada en los últimos tiempos quizás, por la connotación de imperio injerencista que adquirió Estados unidos desde finales del siglo XIX
El hombre consciente de la necesidad de gobernar al país conforme al conocimiento, para liberarlo de tiranías y que soñó fundar "en el ejercicio franco y cordial de las capacidades legítimas del hombre, un pueblo nuevo y de sincera democracia, capaz de vencer, por el orden del trabajo real y el equilibrio de las fuerzas sociales, los peligros de la libertad repentina", el primer día de combate, convencido de que todo el que da luz se queda sólo - "puedo morir mañana", escribió en la página anterior a Dos Ríos -, cayó de su caballo mortalmente herido para levantarse un mito, hasta hoy inalcanzable para los cubanos.

LA REVOLUCIÓN CUBANA ANTE UN MUNDO BIPOLAR

El triunfo de la revolución de 1959, en medio de la Tercera Guerra Mundial, conocida como la Guerra Fría - época en que la humanidad vivía en la asfixiante atmósfera de la paz del miedo nuclear -, el sentimiento antiimperialista de un sector importante de la sociedad, dada la existencia de un capitalismo despiadado, sin plena conciencia social, que ignoraba e impedía la vigencia de la Constitución del 40, legítimo fruto de la voluntad popular, entre otras cosas, condicionaron el alineamiento de Cuba al Campo Socialista, el cual tenía una concepción monista del estado y consideraba al derecho un instrumento - y por tanto sin valores propios - del poder político.

Cuba salía así de su hábitat natural, su espacio histórico-cultural, el hemisferio occidental y asimilaba una concepción de la sociedad, el estado y el derecho orientalista, cometiendo el error histórico, del que nos había advertido José Martí hace más de cien años, de copiar doctrinas y formas foráneas de gobierno.

LA CONCEPCIÓN ARCAICA DEL ESTADO Y DEL DERECHO SOCIALISTA

El Campo Socialista fundado y liderado por la entonces Unión Soviética, tenía su base en la Rusia de la Revolución de Octubre. La Rusia feudal en pleno siglo XX, que comenzaba a abrirse al modernismo cuando ya occidente se estaba despidiendo de él. La Rusia que no había recibido aún, de manera eficaz, las influencias del derecho romano, del renacimiento, del iluminismo, del movimiento enciclopédico, de la revolución industrial inglesa, y mucho menos de la revolución francesa y de la concepción tripartita de los poderes del estado, que ésta le legó al mundo en las ideas de Montesquiu. Rusia sólo había conocido la Duma, especie de parlamento sometido, legalizador por unanimidad viciada de las muchas veces ilegítima voluntad del Zar, antecedente histórico de las mal llamadas asambleas populares de los países socialistas totalitarios.

Rusia no había conocido una Constitución. "Sólo una vez, en noviembre de 1917, hubo un parlamento votado libremente, pero sin llegar a reunirse", nos recuerda Michael Morozow, en su obra, "El caso Solzhenitsyn" El pueblo ruso carecía de una tradición de opinión pública. Sus pensadores estaban en la literatura, y sus vidas eran trágicas: Pusckin fue asesinado por una camarilla de cortesanos aliados a Nicolás I; Lermontow murió en un duelo; Gogol quedó medio loco luego de una huelga de hambre; Rylejev fue ahorcado. Incluso, después de la Revolución de Octubre de 1917; Blok murió de inanición en Petrogrado; Essinin se ahorcó en una habitación de un hotel de Leningrado después de escribir su último poema con sangre en la pared de la habitación; Majakowki se suicidó de un balazo en la cabeza; Gumilow fue fusilado; Máximo Gorki elige el exilio voluntario por 10 años, y más recientemente Boris Paternaf y el propio Solzhenitsyn reflejan en sus propias vidas el drama de todo un pueblo.

El comunismo soviético, era pues una sociedad dirigida por el Estado, que trataba de fundir todos los ámbitos en un sólo bloque monolítico e imponer una dirección común, desde la economía hasta la política y la cultura, mediante una sola institución, el Partido. El arte, la cultura, expresión real de los valores de una sociedad, se vieron aniquilados por un Estado que no permitía crear sino a favor de sus intereses políticos coyunturales. La tierra de la otrora extraordinaria cultura rusa, una de las más importante de principios del siglo XX, venida la Unión Soviética, no creó una arquitectura trascendente, a no ser la de "tipo pastel" de la era estalinista, y reprimió a los músicos y a los escritores. A tal frustrante realidad se le rindió culto, dentro de una corriente ideoestética denominada Realismo Socialista, que ha constituido un de los legados culturales más pobres que ha conocido la humanidad.


LA ÚLTIMA EXPRESIÓN DEL MODERNISMO

La edad moderna, cuya obertura fue el renacimiento, vivió desde la época de la palabra impresa hasta la era del lenguaje digital, desde el Siglo de las Luces hasta el Socialismo, desde el positivismo hasta el cientificismo, desde la revolución industrial hasta la revolución informática, bajo el signo del hombre que, en tanto cumbre de todo lo existente, era capaz de descubrir, definir, explicar y dominarlo todo y de convertirse en el único propietario de la verdad respecto al mundo. El Bloque Socialista, la última expresión del modernismo como era, donde se creía que el universo y el ser representaban un sistema capaz de ser explorado por completo, era además dirigido por una suma de reglas, directrices o sistemas que, se pensaba, el hombre iría dominando y orientando a su beneficio. Eran los tiempos del propósito de la sociedad ideal: el comunismo, en virtud de una doctrina (el marxismo-leninismo) que se consideraba la verdad científica, según la cual se debía organizar la vida.

"Dos peligros tiene la idea socialista, como tantas otras - había advertido ya José Martí desde el siglo pasado -: el de las lecturas extranjerizas, confusas e incompletas, y el de la soberbia y rabia disimulada de los ambiciosos, que para ir levantándose en el mundo empiezan por fingirse, para tener hombros en que alzarse, frenéticos defensores de los
desamparados."

Ya en 1887, John Rae, en su libro Contemporary Socialism (obra de consulta de José Martí) expresaba "El comunismo lleva a todo lo contrario de lo que pretende alcanzar; busca igualdad y concluye en la desigualdad, busca la supresión de los monopolios y crea un nuevo monopolio, busca aumentar la felicidad humana y en realidad la reduce. Es una utopía, y ¿por qué es una utopía? ... Porque la mayor igualdad y la mayor libertad posible sólo pueden lograrse juntas"

LA CAIDA DEL MURO DE BERLIN

La caída del muro de Berlín significa pues, no sólo la derrota del campo socialista (marxista-leninista) en la Guerra Fría, la victoria de los valores occidentales en el planeta, sino el agotamiento de la era moderna, la era de los mitos, las ideologías, los partidos de políticas doctrinarias, aspirantes a la "toma del poder", y el inicio de una era de circulación de ideas, información, concertaciones, una era sin fronteras, sin distancias, de internacionalización de los procesos productivos y de la soberanía de los individuos; la posmodernidad.

EL SIGLO XXI: LA ERA POSMODERNA

La revolución informática, los satélites, la televisión, la cosmonáutica, los teléfonos celulares, han roto las fronteras, disminuido las distancias, multiplicando la información, las versiones, acelerando los procesos de análisis a niveles de velocidad tales que la inmediatez se ha convertido en un factor operativo fundamental. Un movimiento conocido como "nueva epistemología" o "epistemología alternativa" contribuyó a modificar la idea que hasta entonces se tenía de las ciencias y de los mecanismos que la configuran. Este tránsito de una época a otra, está vinculado además, a una serie de acontecimientos sociales, políticos y culturales que han contribuido a moldear los nuevos tiempos: la lucha por los derechos civiles, el ambiente, etc.


DEMOCRACIA PARTICIPATIVA

Democracia - se sabe desde antaño por los Griegos-, es el poder del pueblo; limitarla a la política es menguar el concepto. La tarea histórica de los pueblos a través de la historia ha sido ampliarla cada día. Los principios que inspiraron la declaración de los derechos del hombre reconocen el derecho inalienable de los pueblos a participar activamente en todas aquellas decisiones que les afectan. Sin embargo, los políticos, científicos, e incluso la sociedad civil, incluyendo los sindicatos continúan con el insuficiente discurso de hace más de doscientos años de "desarrollo económico y democracia política."

Existe un peligroso e ilegitimo desbalance entre el poder ejercido democráticamente por los pueblos a través de su participación en la política y el poder de las corporaciones en virtud de la fuerza del capital.

El capitalismo, sin embargo, al no exigir una fe total, al no ser un fenómeno esencialmente ideológico, sino básicamente un sistema socio-económico, es compatible con la democracia política y económica. Las fuerzas de la democracia, que están en la libertad, son a menudo independientes y anteriores al capitalismo, más no se niegan entre sí, a diferencia del esclavismo, el feudalismo o del socialismo leninista, donde el hombre no es más que un apero de trabajo, un instrumento parlante, un mero creador de riquezas para el Señor o un simple medio para lograr la sociedad soñada por los "iluminados". La conversión de una sociedad de proletarios a una de propietarios capitalizando trascenderá las relaciones de producción, mercado, adquisición y justicia social conocidas hasta el presente en pro de del mejoramiento humano.

En la sociedad posmoderna, el orden político debe hacerse cada vez más autónomo y la administración del orden más independiente del capitalismo. El mercado, que surgió como una fuerza de la clase burguesa para organizar la producción a su manera, como una forma de presión contra el poder del Estado y los monarcas, además de un mecanismo de circulación y asignación de bienes, con la internacionalización de los procesos productivos, la revolución científica, la informática, en un mundo sin fronteras, sin distancias, puede ser un instrumento nivelador, de liberación, de una nueva categoría de la justicia. No es casual que las grandes zonas comerciales hayan sido a través de la historia los lugares de mayor fuerza creativa, de desarrollo.

El capital, unido a una democracia que regule los elementos de la economía, que garantice la soberanía del hombre y le permita su desarrollo, como fin primero, enfatizando el aspecto social, será vigente en la nueva era, pues el capitalismo, por su naturaleza no puede ser un monopolio total. El capital regido por la democracia conforma una sociedad plural, flexible, capaz de mutaciones.

La democracia política occidental, en el concepto moderno, apenas tiene doscientos años y a ella se debe indudablemente el desarrollo que se ha logrado en el mundo en nuestro tiempo. Sin embargo, viejos conceptos financieros, de la propiedad, de las inversiones, de las relaciones internacionales, un menosprecio al valor del trabajo con relación al capital, entre otras cosas, han imposibilitado que en la economía haya sucedido lo mismo.

La globalización de la economía, si bien es cierto que por un lado concentra cada vez más el poder inversionista, por otro, en una favorable contradicción dialéctica, no hace lo mismo con los procesos productivos e industriales. Las fábricas se van allá, adonde les queda más cerca la materia prima, la fuerza de trabajo más barata, al antes inhumanamente explotaban para extraer materia prima, Es allí donde está el nuevo consumidor. En los países pobres, a los que en el pasado sólo iban a buscar materia prima y a llevar la mercancía elaborada en los grandes centros industriales de los países ricos. En consecuencia los problemas del empleo y demás efectos negativos que lógicamente trae cualquier progreso, los sufrirán lo mismo los pueblos de los países pobres que los de los países reconocidos en la actualidad como ricos. Las fuerzas sociales de todo un mundo sin fronteras exigirán entonces, a través de sus gobiernos, de sus instituciones civiles, políticas, económicas, en fin, de todo tipo, la búsqueda de soluciones. Un ejemplo lo ha sido cómo determinados centros financieros, estimulados por sectores sociales ofrecen ayuda técnica y les garantizan mercado.

En los últimos tiempos en Estados Unidos, España y en otros países han triunfado grupos de vecinos, de amigos, de profesionales que han logrado convertirse en trabajadores y dueños, servidores y servidos de sus propias empresas, lo que ha significado un impulso a un proceso de democratización económica, que según muchos estudiosos, al fin, derrotará a las viejas oligarquías económicas que como a las políticas, con el progreso de las ciencias y la democracia, perdieron su vigencia histórica. La era posmoderna exige, además de la plenitud del individuo, de la fraternidad humana, de la igualdad de todos los ciudadanos ante la ley, una evolución conceptual, donde el trabajo adquiera su justo valor ante el capital, donde no sólo habrá un capital al servicio de la sociedad, sino la sociedad capitalizando.


EL DERECHO EN LA POSMODERNIDAD

“Yo quiero que la Ley primera de la república sea el culto de los cubanos a la dignidad plena del hombre”, José Martí.

En la era primaria el hombre se sometía sencilla y naturalmente a la voluntad divina. Eran inexplicables los fenómenos naturales y sociales. Con el tiempo inventó el derecho a fin de regular las relaciones sociales que nacían con el desarrollo, llegando a idealizarlo como "aquel que la razón natural establece entre los hombres", "el arte de lo bueno y lo equitativo", "la ciencia de lo justo y de lo injusto", "la voluntad constante y perpetua de dar a cada uno lo que le pertenece".

Con el tiempo, el hombre, que en su naturaleza lleva el "pecado original", conociendo las virtudes del derecho y sabiéndose poderoso sobre la tierra, advino entonces en utilizarlo como instrumento de su transitoria voluntad, imponiéndose siempre, por supuesto, los sectores dominantes. Ya en la antigüedad, Solón, el Legislador Ateniense había expresado que " [l]as leyes son semejantes a las telarañas, contienen a lo débil y ligero, y son deshechas y traspasadas por los fuertes y poderosos." Y más recientemente Carlos Marx, con su mínima, creída por muchos como máxima, lo repitió diciendo que "[e]l derecho es la voluntad de la clase dominante erigida en ley", negándole, por tanto, sus valores de ciencia. Sin embargo ya San Pablo en Romanos 2, Versículo 20 nos expresa "que tienes en la ley la forma de la ciencia y de la verdad". Desde entonces, y a través de todo el tiempo, se debate si el derecho es un instrumento de voluntades dominantes o una ciencia social autónoma, con sus propios valores, capaz de procurar la justicia, el equilibrio, lo bello, en fin, de crear más naturaleza.
Cuando el derecho comienza a responder a los fines inmediatos y particulares, a ser utilitario, se convierte en un instrumento que no necesariamente vela por la armonía de todos los valores y las cosas que componen el cosmos, sino más bien por la teoría del orden social que se fundamenta en la relación derecho-poder. El legislador comenzó a crear conforme a criterios temporeros, prácticos, esenciales para la protección de intereses dominantes. Las escuelas de Derecho demuestran una filosofía educativa inclinada casi totalmente a satisfacer las exigencias políticas de cada época, las demandas práctica de los estados.

Tanto la derecha, como la izquierda totalitaria, como sus respectivos intelectuales, han ido creando su propia personalidad fundamentalista, en el cual rige el principio de que el Derecho puede ser válido sin tener que ser justo, que puede haber, y de hecho la hay, legalidad sin legitimidad. Esa es la penosa realidad aún en los estados más desarrollados de occidente, que tienen su base en la revolución francesa, con su clásica concepción tripartita de poderes, donde el derecho es reconocido en lo que debiera ser pero, paradójicamente, las judicaturas aunque proclamadas "independientes", están sujetas a la voluntades de las esferas de poder.

En Francia la rama judicial está subordinada al Consejo de Estado; en Estados Unidos, los jueces superiores son nombrados - aunque de por vida - por el ejecutivo, con la aprobación del Congreso, lo que hace discutible predecir si sus fallos obedecerán a voluntades políticas coyunturales o a los valores de las ciencias jurídicas.

Las críticas de los movimientos revolucionarios del presente siglo a "las clases dominantes y explotadoras" lograron desenmascarar la naturaleza oportunista, y en consecuencia muchas veces corrupta, de los sistemas jurídicos del mundo entero. Sin embargo no pudieron trascenderlo. Todo lo contrario, el movimiento revolucionario se amparó en el marxismo el cual carece de una completa doctrina en filosofía. "No ha sido posible a partir de la metodología elaborada por Marx, establecer una línea de investigación y reconstrucción histórico-teórica en torno al Derecho, que sea siquiera, en cierto modo comparable, por su valor crítico, a la seguida por Marx en la economía política de El Capital". Para más gravedad, la izquierda internacional del siglo XX cometió el error histórico de someterse al liderazgo - quizás primero por las influencias de la Revolución de Octubre, devenida después, con el Stalinismo, en una pesadilla y también por lógica consecuencia de la Guerra Fría - de la extinta Unión Soviética, la que como todos los demás países socialistas, pecó siempre de revisionismo, de esquematismo, de formalismo, dogmatismo, y sobre todo de una perversa arbitrariedad justificada en la "dictadura del proletariado", que heredaba el cruel y autocrático sistema institucional ruso, que le impide al hombre el derecho natural a pensar, al consagrar constitucionalmente que el Partido Comunista es quien dirige y orienta a la sociedad, estado y gobierno.

Es la intelectualidad de izquierda que por sus prejuicios ideológicos, por oponerse a las políticas imperialistas de los sucesivos gobiernos de Estados Unidos, ignoran que la Constitución de Jefferson, es la única en el mundo que hace al hombre soberano de sí mismo y al estado en su instrumento, y por tanto el presidente puede ser juzgado por los tribunales y un juez de la menor jerarquía puede declarar inconstitucional a una ley, y evitar una guerra civil.

Tras el triunfo de la Revolución de Octubre, Lenin implantó la "dictadura del proletariado", sin proletarios (Rusia era, en pleno siglo XX, un estado feudal) y rápidamente degeneró en la dictadura de la burocracia del Partido Comunista. La tripartición de poderes de Montesquieu, fue considerada un aporte dañino de la revolución burguesa, que había no sólo que ignorar, sino que aplastar.

Este es el drama de la revolución devenida en marxista-leninista. Los hombres que pretendieron dominar la historia caen víctima de ella. Sepulta al hombre en sus circunstancias. Y es que para el estalinismo, método de gobierno de todos los países donde se desarrolló el mal llamado "socialismo real", la meta y aspiración liberadora y desalineadora cedió ante el avasallador movimiento inmediato. La necesidad del momento se convirtió en virtud de validez general, cercenando las posibles perspectivas humanistas.

TODO CAMBIO COMIENZA CON LA REVOLUCION PACIFICA DE LOS VALORES DE CONCIENCIA PROPIA, CLARIFICANDO LOS FINES DE NUESTRA CONDUCTA, SOMETIENDONOS AL ESCRUTINIO DE LA AUTENTICIDAD

En la posmodernidad, el derecho es valorado y reconocido en lo que es: una ciencia social autónoma capaz de ejercer su imperio al servicio de la pluralidad política y social de la nación, en virtud de un poder judicial verdaderamente independiente, procurador de sus propios funcionarios, al margen de ideologías o intereses políticos coyunturales.

La nueva era hace innecesario a los iluminados, los mitos, las ideas preconcebidas; el mundo entero está ahí, en nuestras computadoras. No es necesario un tendencioso partido que nos oriente, sino un estatus que nos garantice la libertad individual de elegir, confiando en la capacidad genial de discernir la mejor opción que tiene el hombre informado, el hombre posmoderno. Las garantías ciudadanas, los derechos del individuo, la libertad del hombre es más importante que la soberanía de los estados, porque en fin, el hombre no es medio para fin alguno, el fin es el hombre.

El viejo y ahora estrecho concepto de república, ya no es una esperanza humanista. Son necesarios nuevos mecanismo integracionistas en una magnitud dialécticamente superior a los hasta el presente conocidos; esencia que los partidos políticos tradicionales no han podido, ni podrán expresar jamás sí no despojan sus discursos de ideologías e incorporan la pluralidad humana y social, lo que los llevará a una constante política de diálogos y concertaciones, en virtud de las ciencias, las artes y el sentido común, ajena a la tradicional voluntad de ganar las elecciones y "toma del poder"

LOS ESTADOS Y LOS GOBIERNOS EN LA POSMODERNIDAD

En Nuestra América históricamente los pueblos no han podido ver a los estados y gobiernos como un conjunto de instituciones a su servicio, sino como instrumentos de poder, sometimiento, estructuras de corrupción, en fin, como sus enemigos. Y es lógico que así sea. Nuestros pueblos no llegaron a darse las instituciones que necesitaban para una mejor vida, sino que fuerzas foráneas, obedeciendo a sus intereses implantaron estados y gobiernos ajenos a los intereses de los autóctonos. En consecuencia cuando hablamos de ejercer las funciones de estado, decimos "ejercicio del poder". No lo vemos como un servicio público. Los pueblos miran entonces a sus políticos con desconfianza y estos ven en los gobiernos la posibilidad de someter al adversario, de lucrarse, porque ellos mismos, no tienen plena conciencia de la función social de los estados y los gobiernos. Estas circunstancias, entre otras, han hecho ineficaz la concepción tripartita de poderes. Por tanto necesario un cambio de mentalidad de los pueblos con relación a cual es la función de los estados y gobiernos, así como un cambio de mentalidad en nuestros políticos.

Este es un principio de la modernidad que nunca apreciamos y que en nuestras era cobra mayor significado. En un mundo sin fronteras nacionales, sin distancias, rompiendo las defensas de los viejos y nuevos marginados, será necesario crear las instituciones que, interiorizadas por los individuos les faciliten lo más posible el acceso a su autonomía individual, y la posibilidad de participación efectiva en cualquier poder explícito que exista en la sociedad.

Hacer al hombre principio y fin, libre, aún cuando sus gobiernos no lo sean, de lo contrario no estaremos a la altura de la historia, y frustrados unos y desesperados otros continuaremos en este mundo de violación de los derechos humanos, de afrenta a la dignidad humana, del irrespeto de la dignidad del trabajo ante el capital, de explotación, marginalidad, de drogas, con el horrendo método del terrorismo. Pues "donde falta el trabajo nace el crimen", afirmaba José Martí.

En la era posmoderna los gobiernos deben proteger ciertos derechos inalienables que brotan de la misma naturaleza del hombre. Derechos que no se destruyen cuando se crea la sociedad civil, y ni la sociedad ni el gobierno pueden anular ni alinear - so crimen contra la naturaleza humana - pues cada individuo los posee por el hecho de existir. A los mismo deberá ir sumando - el hombre es un ser social - el derecho al trabajo, la salud, la cultura, la vivienda, una vida decorosa, derechos que, a diferencia de los derechos básicos, necesitan de la intervención de los gobiernos. Es el tiempo en que los gobiernos no le conceden a los hombres sus derechos básicos, esos son inherentes a la naturaleza humana, sino que las constituciones de los estados PROHÍBAN a los gobiernos interferir en el disfrute de los ciudadanos de tales libertades.

"La miseria no es una desgracia personal, es un delito público" decía José Martí y continuaba: ..."remediar la miseria innecesaria es un deber del Estado"...

El papel de los gobiernos, como representantes del bien común, de la sociedad, será más importante que nunca antes en la elaboración de políticas públicas, de programas sociales que garanticen una vida digna para todos, requisito imprescindible para la necesaria estabilidad política que garantice las inversiones foráneas.

EL SOBERANO ES EL HOMBRE

El hombre no es medio para fin alguno aunque éste sea el bien intencionado propósito de construir un paraíso en la tierra; el fin es el hombre. Desde las sagradas escrituras sabemos que Dios nos hizo a su imagen y semejanza, que el sábado es para el hombre, no el hombre para el sábado.

En un principio, cuando el hombre no se explicaba los fenómenos, el soberano era la voluntad divina. El surgimiento del Estado y la invención del Derecho, en fin, el poder constituido de los hombres sobre la tierra, hicieron nacer el concepto clásico de Soberanía de Bodino: "[e]l poder supremo sobre los ciudadanos y los súbditos no sometido a las leyes". Surgió como un elemento defensivo de los estados contra el poder de la Iglesia y los señores feudales, después para extender el poder de los estados hasta llevarlo a planos absolutos.

El principio de soberanía tiene dos vertientes: una interior, que se proyecta sobre los elementos que habitan dentro de las fronteras donde se ejerce, justificando y exigiendo obediencia al poder del estado en virtud de su titularidad; y otra exterior, como expresión de legitimidad, pues en realidad no exige que todo el poder se edifique sobre el consentimiento de los ciudadanos sino que se presente como representante de la sociedad.

El principio de Soberanía Nacional ha servido de fundamento para que el pueblo se limite a elegir cada cierto, y muchas veces inciertos, números de años, a quienes han de formar la voluntad nacional con plena libertad, mientras el principio de de Soberanía Popular, legitima el poder estatal sobre el axioma de su titularidad por el pueblo, asentado en el consentimiento de los ciudadanos, quienes podrán determinar la acción de los elegidos. El principio de Soberanía Popular ha quedado vinculado históricamente al sufragio, al imperio de la ley, a un entendimiento de la democracia en que la participación del ciudadano no puede quedar reducida a elegir a sus gobernantes cada cierto número de años, sino a condicionar las decisiones de éstos.

Sin embargo, el "poder constituido" del pueblo o el más falsamente llamado "poder del pueblo" se confunde maliciosamente por los gobernantes, con el principio de Soberanía Nacional - gracias a la madre de los estados modernos, la revolución francesa, que consagró en La Constitución de su V República que "[l]a soberanía nacional pertenece al pueblo francés, que la ejerce por medio de representantes, por la vía del referéndum". En fin, estos "elegidos" se han constituidos en los soberanos representantes del pueblo en vez de ser los representantes del pueblo soberano.

En consecuencia la voluntad del pueblo ya no es la suma de la voluntad de cada uno de los ciudadanos, sino la de sus representante elegidos desde y por años -, limitando el derecho de cada ciudadano a participar creadora y responsablemte en la solución de las siempre novedosas y crecientes encrucijada que nos depara el devenir.

Un retroceso histórico del derecho del hombre a la soberanía lo constituyó la presunta Revelación Socialista de Octubre, la que por inspiración de Lenin, impuso la facultad de un ente incorpóreo, una ficción jurídica, el Partido Comunista, de dirigir y orientar a la sociedad toda hacia la conquista de la sociedad ideal; el comunismo. Tal aberración jurídica está consagrada hoy en Cuba, en el artículo 5 de La Constitución Socialista.

En consecuencia, la conciencia jurídica de nuestro tiempo, los sistemas jurídicos de los diferentes estados y el orden internacional vigente resultan inconsecuente con una nueva era que dota a cada hombre de la información necesaria, para que actúe sabia y responsablemte en la solución de los problemas de un mundo contingente y fortuito.

El aparato del estado, los partidos políticos, las doctrinas tienen los instrumentos jurídicos que les permite sustituir al hombre. Más [e]l primer trabajo del hombre es reconquistarse." No se trata del acto extraordinario de imponerse a los otros hombres, de ser el encargado de iluminar a los demás. Se trata del derecho y el deber natural de cada ser humano de defender su individualidad, su espiritualidad. "Ni originalidad literaria cabe, ni la libertad política subsiste mientras no se asegure la libertad espiritual." Porque la primera libertad, base de todas, es la mente. Y realizarse, además, en armonía con la sociedad - esa que no es la colectividad abstracta, sino la suma de los individuos-, porque el hombre es un ser social. Hace casi cuatrocientos años, Cervantes en unos veros del nivel de su prosa expresó:

Y he de llevar mi libertad en peso
sobre los propios hombros de mi gusto

“! La libertad en peso!" - lo que hace suponer que causa alguna pesadumbre- es algo que brota de uno mismo, complace y a la vez cuesta trabajo y exige responsabilidad. En el fondo se trata de la verdad como autenticidad. No la del decir ni la del pensar, sino la verdad de la vida, esa coincidencia de consigo mismo y la naturaleza. Cuando el hombre no sostiene su libertad se miente a sí mismo.

Confundir las voces con los ecos, sostener silencios en apariencias de decoro es contribuir a la desorientación de los que quizás no tengan recursos para descubrirse a sí mismos. Claro es necesaria una dosis de clarividencia, de sinceridad con uno mismo, de decencia, una capacidad de distinguir, de discernir que no es universal. La salvación está en nosotros mismos, recordar el verso de Cervantes; "tu mismo te has forjado tu ventura".

El héroe y mártir por la independencia de Cuba y la liberación de los cubanos, Ignacio Agramonte, ante sus profesores en la Escuela de Derecho de la Universidad de la Habana, ya en 1862, dijo: ..."[e]l individuo mismo es el guardián y soberano de sus intereses, de su salud física y moral; la sociedad no debe mezclarse en la conducta humana, mientras no dañe a los demás miembros de ella. Funestas son las consecuencias de la intervención de la sociedad en la vida individual; y más funestas aún cuando esa intervención es dirigida a uniformarla, destruyendo así la individualidad, que es uno de los elementos del bienestar presente y futuro de ella... Que la sociedad garantice su propiedad y seguridad personal son también derechos del individuo, creados por el mero hecho de vivir en sociedad"...

"La centralización hace desaparecer ese individualismo, cuya conservación hemos sostenido como necesaria a la sociedad... se comienza por declarar impotente al individuo y se concluye por justificar la intervención de la sociedad en su acción, destruyendo la libertad, sujetando a reglamentos sus deseos, sus pensamientos, sus más íntimas afecciones, sus necesidades, sus acciones todas. El Estado que llegue a realizar esa alianza (del orden con la libertad) será modelo de las sociedades y dará por resultado la felicidad suya, y en particular de cada uno de sus miembros; la luz de la civilización brillará en él en todo su esplendor."

"Por el contrario, el gobierno que con una centralización absoluta destruya ese franco desarrollo de la acción individual, y detenga la sociedad en su desenvolvimiento progresivo, no se funda en la justicia y en la razón, sino tan sólo en la fuerza; ya el Estado que tal fundamento tenga, podrá en un momento de energía anunciarse al mundo como estable e imperecedero, pero tarde o temprano, cuando los hombres, conociendo sus derechos violados, se propongan a reivindicarlos, oirá el estruendo del cañón anunciarle que cesó su letal dominación"

La interioridad del hombre, su espiritualidad, su conciencia es sagrada. Violársela sería mutilarlo en plena vida. Al hombre no se le puede conducir por cánones, doctrinas, ideologías hacia un fin predeterminado, aunque éste sea el bien intencionado camino de la sociedad ideal, porque sería convertirlo en un instrumento. En la posmodernidad el hombre necesita la plenitud de su individualidad, el afianciamiento de su capacidad de discernimiento, ante la avalancha de información y tendenciosidad, que con inmediatez nos lanzan los medios de comunicación. No es el tiempo de un modo de ser o aparentar, que una moda, expresión de cierta clase o distingo, ejerza su imperio. Es la era en que cada individuo refleje su propia individualidad. En la posmodernidad no impera una idea, una moda, sino que circula la información, reina la individualidad a fin de su plenitud y a partir de ella la donación, las concertaciones, la socialización, la trascendencia.


CUBA: UN PAÍS SIN CONSTITUCIÓN

Una constitución es la ley fundamental de un país, mediante la cual, las sociedades modernas definen la orientación política del estado, se establecen las competencias supremas y los derechos fundamentales de los individuos, que tienen su raíz en el derecho natural. Es la creadora y mantenedora de una unidad sociopolítico.

Son el instrumento jurídico superior para controlar los abusos históricos del poder. Un mecanismo de control de excesos. Nace para organizar un estado. Limita los excesos de los distintos poderes, dividiéndolos, mediante el mecanismo de frenos y contrapesos.

Sin embargo, la mal llamada Constitución Socialista de 1976 de Cuba, se encarga en negar su propio valor de ley suprema cuando en su artículo cinco consagra su concepción monistas, la subordinación de todos los poderes del estado, la sociedad y el individuo particulares a las decisiones del Partido Comunista.

De modo que la ley fundamental de Cuba no es su Constitución, sino los estatutos del Partido, los acuerdos del Congreso del Partido, su Comité Central y sobre todo, las ordenes de su Primer Secretario, el Comandante en Jefe.

UN NUEVO ESTADO CON CINCO PODERS INDEPENDIENTES.

La misma naturaleza de la conquista, el hecho de la implantación violenta del estado, como medio de saqueo y sojuzgamiento, la inexistencia de una tradición de derechos individuales y de sistemas de justicia verdaderamente independientes, donde pudieran imperar los valores de la ley, minaron las bases de futuras sociedades democráticas en toda América Latina.

Nuestros estados y derechos no son el producto de esfuerzos propios a fin de organizar la vida pública, sino violentas implantaciones foráneas de modelos de explotación y dominio. De ahí la falta del espíritu de servicio público, imponiéndose siempre las voluntades heroicas y/o los criminales ejercicios del poder.

En consecuencia, para Cuba, como en toda Latinoamérica el concepto occidental de la Tripartición de Poderes ha resultado insuficiente. La corrupción de los funcionarios y el nepotismo ha sido la verdad histórica. El país necesita un sistema de pesos y contrapesos institucionales, donde cada cuerpo sea elegido por la voluntad soberana de los ciudadanos, a fin de que garantice la pulcritud en el manejo de la cosa pública y garantice los derechos de los ciudadanos y que el Jefe de estado no gobierne a fin de que no disfrute de concentración de poderes:

En consecuencia, para Cuba, como en toda Latinoamérica el concepto occidental de la Tripartición de Poderes ha resultado insuficiente. La corrupción de los funcionarios y utilizar el estado como instrumento de sometimiento ha sido la verdad histórica. En consecuencia el país necesita un sistema de pesos y contrapesos institucionales, donde cada cuerpo sea elegido por la voluntad soberana de los ciudadanos, a fin de que garantice la pulcritud en el manejo de la cosa pública y garantice los derechos de los ciudadanos.

1) PODER JUDICAL.

El Poder Judicial. Su función debe ser impartir justicia, interpretar las leyes y velar por la constitucionalidad de las mismas, así como la de los demás actos de cualquiera de los poderes del estado. Beberá tener profesionales de carreras y otros elegido por los ciudadanos, a fin de que exista un balance entre funcionarios que deben responderle al pueblo directamente y aquellos que deben ejercer su magisterio sin tener que estar atento a las coyunturas económicas, políticas y sociales.

2) PODER LEGISLATIVO

El poder legislativo deberá ser elegido democráticamente por la voluntad ciudadana y sus funciones serán legislar e investigar a los fines legislativos.

3) PODER EJECUTIVO

El Poder Ejecutivo, será el encargado de desarrollar la obra de gobierno, dentro de los marcos institucionales y legales vigentes.

4) PODER FISCAL

El poder Fiscal deberá ser un garante de la legalidad. Velar por la pulcritud de la administración pública y los derechos de los ciudadanos. Deberá auditar, controlar, fiscalizar y encausar a personas naturales y jurídicas.

5) PODER ELECTORAL.

El Poder Electoral será el encargado de certificar a cada funcionario en el puesto que ha ganado por oposición, en virtud de un mejor derecho, o para el que ha sido elegido en virtud de la voluntad ciudadana. Debe ser una garantía en contra del nepotismo, las influencias y la incapacidad.


UN PRESIDENTE QUE NO GOBIERNE

A fin de evitar la concentración de poderes en una persona, que lo puedan convertir en determinadas circunstancias históricas y otro de nuestros dictadores, el Presidente de la República, deberá representar al país como Jefe de Estado, pero no gobernará, función que, como antes expresamos, recaerá en el Jefe del Poder Ejecutivo.

miércoles, 7 de octubre de 2009

PARA LA CONVIVENCIA NACIONAL


Por el Lcdo. Juan José López

Fundador de la Corriente Agramontista


Al morir Fidel Castro el gobierno sucesor seguramente va a decretar ese día “Luto Nacional”. Quizás por setenta y dos horas o incluso convertirá el hecho en efeméride histórica, lo cual no podemos evitar. Ellos tienen el poder.
En Cuba lo ideal seria hacer un Panteón por todos los Caídos, sin esperar la muerte de nadie. Eso haría pensar a todos en los errores cometidos. Incluso haría reflexionar a los Castros, quienes en los últimos cincuenta años han manejado al país a su antojo.
La vida de Fidel Castro, esta llena de odios, ambición de poder, decisiones sangrientas, y destrucción general. Sin embargo, para sus seguidores, es un líder con todo lo que esto entraña. Se llega hasta hablar de "fidelismo" como ideología preferida, por encima hasta del mismísimo del marxismoleninismo.
Decretar “Luto Nacional” por un solo hombre, que por demás, durante su vida ha gobernado como si el país fuese la prolongación de su Yo, es injusto.

El gobierno sucesor debe considerar el dolor de todos. Todos los caídos merecen ser recordados.
Lo cierto es que Castro tiene seguidores. No podemos tapar el sol con un dedo. Aunque entre ellos haya un número que no sienta de veras lo que hacen. El hecho de seguirlo, de apoyarlo con el trabajo dentro del gobierno y las instituciones estatales que han garantizado su permanencia en el poder, iguala el fenómeno.
Los oponentes al fidelismo, entre los que me encuentro, debemos tener en cuenta la existencia de este grupo gubernamental, sus sentimientos y perspectiva pero, también debemos exigir el reconocimiento de nuestros muertos. La Patria es de todos.
En la propaganda impulsada por el oficialismo se denuncia al exilio cubano, sus organizaciones históricas, como hombres intolerantes y llenos de intenciones de venganza. Eso no es verdad. El dolor concentrado aquí en la diáspora, donde hay libertad para expresarlo, hace posible hacerlo y ha sido objeto de tergiversaciones. Por ello también se acusa a los exiliados de monopolistas del dolor, no siendo esto real.
Lo justo es un día convivir con las diferencias. Es duro en ambos lados la aceptación de la visión contraria. Los seguidores de Fidel Castro no aceptan el dolor de sus adversarios. Cuando ellos matan, creen haber dado muerte a sus enemigos de guerra, a quienes acusan de atentar contra la identidad nacional, al servicio de una potencia extranjera. Otra falsedad que omite la responsabilidad gubernamental de innumerables muertes, causadas incluso por misiones oficiales. Ellos también son victimas. Merecen luto.
Los oficialistas, también acusan a sus adversarios de excesos cometidos en el Escambray el avión de cubana derribado en Barbados, entre otros que dibujan una guerra infinita. Estos hechos hay que investigarlos y encarararlos con objetividad, por el valor de la verdad, por la justicia, para dejar de usarlo como argumento para anular a otros.
En realidad ha de ponerse fin a las acusaciones mutuas, esa mentalidad primitiva va a cumplir cincuenta y un años. Hay que detener el atrincheramiento de ideas y monopolios de dolory de la verdad. Los problemas nacionales son superiores al debate político actual. Los dolores patrios deben terminar.
Fíjense lo ocurrido al pobre Pánfilo, un hombre enfermo que dijo que en Cuba hay hambre y por eso lo llevaron a prisión. Menos mal que ha habido un intento de rectificación de ese hecho abominable. Es de esperar otros, como la liberación de poetas y escritores encarcelados por hablar y escribir, en la conocida primavera negra del 2003.
Los cristianos, civilización a la que pertenecemos, pueden entender el “Luto Nacional por Todos los muertos” o bien un "Panteón por todos los Caídos", hayan sido en confrontación, en la cárcel o en el mar. Un pueblo sin memoria es un pueblo indigno.
Si hoy no se construye ese panteón de los caídos, espero que la muerte de Fidel Castro sirva para iniciar el sendero de la reconciliación nacional. Su vida ha generado destrucción, ojala que su desaparición sirva a la paz nacional.