FIDEL Y LA CIA.Yo dije que volvería al asunto: en Europa todos los periodistas me han preguntando sobre el caso Fidel. Ellos sólo saben que Fidel se enfadó conmigo a causa de una canción sobre Guatánamo.Estoy un tanto triste. En verdad creo que Fidel no fue político al acusarme de pedir perdón al imperialismo americano y hacer referencia a una parte de la entrevista donde aparece una crítica a Cuba (y un reconocimiento a los logros civiles de los Estados Unidos), en detrimento de la canción en sí, que es lo que debía contar más.
Finalmente, una canción es inmediatamente oída y asimilada por muchos; una entrevista, apenas malamente por unos pocos. En nuestro caso, la canción se mostró fuerte, arrancando aplausos entusiasmados en todos los shows de la Gira con repercusión en la prensa y un fuerte boca a boca. Con el evidente potencial de, una vez grabada, hacerse enormemente conocida y aún amada.Ya la entrevista en si misma no era buena. Tuve pequeños problemas con el modo como fue editada (sobre todo en lo que concierne a la sucesión presidencial y a la ausencia de crédito a una frase de Mangabeira Unger), pero no especialmente en el que se refiere al caso Fidel/Base de Guantánamo. En cuanto a eso, sé que me expresé de modo apocado y oscuro.Yo no quería recibir aplausos fáciles de la izquierda y ser tomado por un anti-americanista recién-salido del armario. No soy Neil Young. Ni quiero ser el Mick Jagger de “Sweet New Con Or Something”: un inteligente neo-liberal (en el sentido noble del término) como Jagger jugando para la galería en un tono que, a pesar del acierto básico en la apreciación de la cuestión, suena demagógico. “Guantánamo” no tiene nada de eso.
El propio estilo desnudado y enjuto (diferente de hecho, en cuánto a eso, aunque no en cuánto a la sinceridad, del de “Haití”, con que alguien ahí, erradamente, la identificó) muestra una actitud directa nacida de la observación simple que llevó a un estado de espanto indignado. ¿Parezco un determinado poeta, haciendo buena crítica positiva del propio trabajo? Óptimo. Adoro parecer un poeta concreto.Si el riesgo de la crítica es estar muy del lado de la que los pobres productores de las obras pueden presentar, para qué la falsa modestia? Fidel podría haber sido aconsejado por aquellos que, cerca de él, oyen música y piensan en la cultura deberían callar el pico y dejar a la canción hacer su parte, con la entrevista relegada al olvido.
El resultado sería un renacimiento de la fuerza afectiva-simbólica que la revolución cubana ha establecido en la mente de mi generación de latino-americanos. Y hasta de la innata simpatía que la propia figura de Fidel arranca de nuestro cerebelo. (O del hipotálamo?)Pero no. Él transformó el episodio en una manifestación anti-Cubana. Los europeos no conocen la canción, sólo la caterva de viejas celebridades del folclore político de América Latina: el Comandante contra el “ex-revolucionario” tropicalista. ¡La ignorancia! Pero insisto en que un país donde las personas necesitan de permiso especial para viajar al exterior no es el mejor ejemplo de respeto a los derechos humanos. Ir y venir es simplemente el más básico de estos.Deja que los frankfurtianos digan que la “búsqueda de la felicidad” es más cruel que el nazismo. Faltaría más. Sólo espero que con esas declaraciones sinceras de amor (estando el mismo medio muerto) por la revolución cubana, no venga a ser ahora que la CIA vaya a difundir que pedí perdón al dictador. Pero creo que la CIA no es tan burda como eso.
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