domingo, 26 de septiembre de 2010

CARILDA OLIVER LABRA


a veces va una por la calle, triste
pidiendo que el canario no se muera
y apenas se da da cuenta de que existe
un semáforo, el sol, la primavera.
a veces por la calle entretenida
va una sin permiso de la vida
con un hambre de todo casi fieraa veces va una así, desamparada,
como queriendo enamorar la nada
y el milagro aparece en una acera.

Los Encuentros, fragmento, Carilda Oliver Labra)

Te mando ahora a que lo olvides todo
ese seno de nata y de ternura
ese seno empinándose de un modo
que te pueda servir de tierra dura.
Ese muslo obediente, pero fiero
que venia de sierpes milenaria
ese muslo de pronto que me muero
convocado en las tardes solitarias.


Te borraré con una esponja de vinagre, con un poco de asco.
Te borraré con una lágrima importante o un gesto de descaro.
Te borraré leyendo metafísica, con un telefonazo o los saludos que doy a la ceniza; con una tos o un cárdeno minuto.
Te borraré con el vino de los locos, sacándome estos ojos; con un varón metido aquí en mi tumba.
Te borraré con juegos inocentes, con la vida o la muerte;
¡aunque me vuelva monja o me haga puta!

Uso la frente recta, color de leche pura,
y una esperanza grande, y un lápiz que me dura;
y tengo un novio triste, lejano como el mar.
En esta casa hay flores, y pájaros, y huevos,
y hasta una enciclopedia y dos vestidos nuevos;
y sin embargo, a veces... ¡qué ganas de llorar!

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