sábado, 22 de agosto de 2009

NOVELA SOBRE EL PERIODISMO INDEPENDIENTE EN CUBA

Durante estos 12 años de destierro en España he recordado mucho aquel mediodía, de mediados de 1995, cuando, más movido por la necesidad de vender un artículo que por el imperativo de luchar por la libertad de prensa, llegué a la casa de Raúl Rivero, y después de una conversación breve, el gran poeta y periodista, hoy también en el destierro en España, me dijo,

“Julito, te convoco a que te incorpores ha Habana Press”.

El 1ro. De Mayo de 2009, a las 12 M. (hora de Cuba) se cumplieron 14 años de la fundación de Habana Press, la primera agencia de prensa privada y libre en Cuba en medio siglo de tiranía totalitaria.

Aquél doblemente histórico día, el periodista Rafael Solano, emitía desde la isla al éter el primer despacho puramente, estrictamente, pulcramente noticioso, libre.

El oyente cubano, dentro de la isla, oía por primera vez, una voz de locutor altamente profesional –aquella voz ya conocida, que ahora traía un contenido distinto del del periodismo oficialista, 20 ó 30 líneas opuestas a la tiranía castrista que desconcertaron durante meses a la policía política cubana y su cuartel general: la tenebrosa Villa Maristas, pues tendrían que empezar de inmediato a combatir algo para lo cual sí no tenían ni previstos, ni antídotos.

Un grupo de jóvenes –tan patrióticos como tan desconocedores de cómo se redactaba el lead de una nota noticiosa, encabezados por Osmel Lugo, del histórico Partido 30 de Noviembre,- lo secundaban.

Con aquellas 20 ó 30 líneas y la despedida “Rafael Solano – Habana Press” quedaba inaugurada dicha agencia y, sin saberlo nadie, lo que muy pronto pasó a llamarse “Movimiento Cubano de Periodismo Independiente”, que siempre he preferido – y así lo he hecho- denominarlo libre.

ANTECEDENTES

Los vientos de la perestroica soplaban sobre La Habana ‘contaminando’ de un nuevo tipo de información, entre otros, a los propios informadores oficiales del momento, en tanto que los luchadores pacíficos cubanos emitían notas, fundamentalmente en el área de denuncia de violaciones de Derechos Humanos, desde todos los rincones del país.

Rafael Solano ya no trabajaba en Radio Rebelde, Raúl Rivero ya no trabajaba en Tribuna de La Habana, yo no trabajaba ya en Trabajadores.

Algunos otros periodistas, como nosotros, o habían sido despedidos de los medios oficiales o habían renunciado a ellos. Nos sentíamos, en general, frustrados y estafados. Estábamos en la calle. Queríamos hacer algo desde nuestra profesión contra la tiranía, pero no sabíamos cómo.

Contábamos, sin embargo, con antecedentes también en el campo de la información: recuerdo –que me perdonen los que pueda olvidar- el caso de Pablo Reyes con su grabadora por las calles recogiendo testimonios libres de los pocos cubanos que se atrevían a hablar para, como los defensores de los Derechos Humanos y los dirigentes de los partidos políticos –todos ilegales y perseguidos hasta hoy- ofrecer una información alternativa al pueblo cubano.

EL MÉTODO

Era muy sencillo. También muy riesgoso. Llamar al teléfono de Radio Martí, fundada en 1985, o de una de las muchas emisoras cubanas o no cubanas de Miami (que se oían en Cuba), las cuales pagarían dicha llamada, grabarían nuestros despachos y, de rebote, en directo o en diferido, se oirían en determinados puntos cardinales de todo el territorio nacional cubano dada la proximidad (90 millas – 180 kilómetros) entre la consta Norte cubana y la costa Sur americana.

Iniciábamos así un hecho sin precedentes en la Historia del periodismo mundial: luchar por la libertad de prensa desde el mismísimo corazón del monstruo totalitario comunista agrupados en una agencia sui géneris.

EL APRENDIZAJE

No era muy sencillo. No sabíamos qué estructura se necesitaba. No contábamos con otros medios que no fueran, en la mejor de las manifestaciones de las “Nuevas Tecnologías”, con una vieja máquina de escribir, en la peor, con un bolígrafo colectivo. No teníamos amplio staff. No había una política editorial definida y, finalmente, no poseíamos un método eficaz, una caja mundial de resonancia y una red de apoyos internacionales. Surgían dos criterios fundamentales: uno, elaborar comentarios y artículos, fundamentalmente, y venderlos a medios en Estados Unidos e Hispanoamérica a través de representantes en Miami. Dos, por un lado, elaborar comentarios y artículos, fundamentalmente, y venderlos a medios en Estados Unidos e Hispanoamérica a través de representantes y, simultáneamente, diariamente, emitir despachos noticiosos en los horarios informativos estelares de Radio Martí y de todas las emisoras posibles de Miami.

También en medios de prensa escrita de la capital del exilio cubano como El Nuevo Herald y el Diario Las Américas. Europa aún nos quedaba muy lejos.

Ese mismo año, en Septiembre, ocurren dos hechos decisivos para la concreción y el lanzamiento del insólito proyecto de Habana Press y de su extensión a lo que pronto se convirtió en El Movimiento Cubano de Periodismo Libre: empieza a gestarse Concilio Cubano, desde la inteligencia y la valentía de su Delegado Nacional, el brillante abogado demócrata Leonel Morejón Almagro, hoy también en el destierro, en Estados Unidos, y el no menos brillante periodista demócrata, también cubano, Raúl Rivero, también hoy en el destierro, en España, después de una larga escala en la cárcel, de la directiva hasta entonces de Habana Press, decide fundar CubaPress. Ya habíamos aprendido algo, seguramente.

En Habana Press nos quedamos su Director y Fundador, Rafael Solano, Premio Rey de España de Periodismo 1988, y yo, -entonces conocido como Julio Martínez por mis textos en el periódico, primero Victoria, de Isla de Pinos, y, después, en el periódico nacional Trabajadores- como Sub Director Editorial. Teníamos establecido con Morejón Almagro –por mi amistad con el Miembro Fundador de la Corriente Agramontista, organización de juristas independientes y Fundador de NATURPAZ, organización de ecologistas independientes- el compromiso de que nuestra agencia sería la agencia de Concilio Cubano. Así sería y así fue. Solano y yo empezamos a crear el embrionario staff y mientras el Director captaba al brillante periodista Héctor Peraza Linares, yo lo hacia con el no menos brillante editor de celuloide Joaquín Torres Álvarez.

También contamos con Jorge Olivera Castillo, Lázaro Lazo y el fotógrafo Omar Rodríguez Saludes. Solano y yo nombramos como nueva representante de Habana Press en Miami a la querida Iraida Montalvo, pues la amiga Nancy Pérez Crespo, representante nuestra hasta la fundación de CubaPress, había pasado a ser la representante de esta agencia. En Puerto Rico designamos, también como representantes, a Sergio Ramos y Belkis Rodríguez. La también amiga querida Rosa Berre ponía on line nuestros textos en CubaNet. Este capital en recursos materiales y humanos alcanzaba para satisfacer nuestra ilusión, para cumplir nuestra misión.

Todos reportábamos desde un lugar de La Habana de cuyo nombre sí quiero acordarme, El Caballo Blanco, del barrio habanero San Miguel del Padrón, donde estaba –y está- la casa de la familia Solano, diariamente, con nuestros nombres propios, para Radio Martí y otras emisoras de Miami.

Ocasionalmente, también para Puerto Rico. Intentamos hacer lo mismo para España, pero no fue posible. Las naves estaban quemadas. La suerte estaba echada.

CONCILIO CUBANO

El hecho de que Habana Press haya dado a conocer las Bases de Concilio (la primera información sobre este primer e histórico intento de unidad de los pacíficos demócratas cubanos dentro del país), la caída en La Habana de octavillas lanzadas en su apoyo por Hermanos Al Rescate, los acuerdos de la única reunión clandestina de la dirección nacional de Concilio Cubano, el juicio contra su delegado nacional, el abogado Morejón Almagro, la comunicación de que no podría efectuarse la reunión en Concilio anunciada para el 24 de Febrero de ese año 1996 porque dicho intento había sido aplastado por la represión y el derribo de las avionetas de Hermanos Al Rescate en aguas internacionales –donde fueron asesinados vilmente los pilotos Carlos Acosta, Armando Alejandro Jr., Mario de la Peña y Pablo Morales- por un lado desató la furia de los demonios que cayeron con todos sus tridentes contra aquella Junta Directiva de Habana Press, a saber, Rafael Solano, Héctor Peraza Linares y quien suscribe, entonces Julio Martínez, hoy Julio San Francisco, la única de una agencia libre cubana que ha sido desterrada en pleno hasta hoy. Por otro, los dioses tampoco se quedaron con las manos atadas y Habana Press, en aquella temprana fecha ya tenía ganado el reconocimiento de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), el Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ, por sus siglas en inglés), Reporteros Sin Fronteras (Reporters sans frontières), entre otras de periodistas y medios, en tanto que Amnistía Internacional y numerosas organizaciones de Derechos Humanos monitoreaban nuestro destino en el infierno. Nos apoyaban igualmente numerosas personalidades y organizaciones del exilio, entre ellas el Grupo de Apoyo a la Disidencia Interna, de Chuny Montaner. Cuando tomamos el avión –o mejor, cuando nos obligaron a ser tragados por el avión de “salida definitiva por un término de definitivo” a Solano, a Peraza y a mí, el querido y valeroso Joaquín tomó el relevo y, poco después, también fue a parar a las entrañas de uno de esos pájaros metálicos que vuelan y que, como en nuestros casos, en manos de una tiranía se convierten en buitres y no transportan turistas, sino “gusanos”, carroña enamorada.

Concilio Cubano y Habana Press, con sus hombres en La Habana y sus amigos allende los mares, fueron –y siguen siendo- los hechos que lanzaron, sin páginas webs ni blogs, ni red sociales, un hito informativo sobre la oposición interna a la tiranía cubana, dieron la versión real de la vida en Cuba en una dimensión informativa nunca conocida hasta entonces y se convirtieron, probablemente sin pretenderlo, en materia de estudio de los programas de Historia del Periodismo en Cuba en las futuras facultades de Ciencia de la Comunicación en todas las universidades del mañana, donde habrá de decirse que, en las peores circunstancias, un grupo, cada vez más numeroso de periodistas cubanos demócratas, cumplieron con su deber de informadores y dejaron un testimonio ético para el ejercicio de esta misionera profesión en la Cuba Libre.

14 años después, el Movimiento Cubano de Periodismo Libre se ha consolidado de forma irreversible. Existen incontables agencias libres en todo el país, incontables periodistas libres en todo el país, que, como en aquellos históricos días de privaciones, temeridades, riesgos, miedos, siguen luchando desde Cuba por la libertad de prensa con teléfonos siempre pinchados y corazones siempre heridos. Entre ellos, Jorge Olivera Castillo, encarcelado en la Primavera Negra Cubana y en libertad condicional por enfermedad en mi patria, y Omar Rodríguez Saludes, preso aún. Por otro lado, en desde el exilio durante medio siglo incontables periodistas cubanos, algunos ilustrísimos, han escrito la misma metáfora de lucha por la libertad de expresión, de prensa, por la libertad.

Solano, -a quien pertenece además la autoría del magnífico y simbólico nombre de Habana Press- Peraza, Joaquín, Olivera, Saludes, Raúl y yo rememoramos aquellos días, con la pequeña dosis de satisfacción que puede entregarnos esta entrega, con dolor y rabia: Lazo yace en una tumba, Saludes, como ya dije, en un calabozo cubano, Olivera, prisionero en la cárcel grande cuyos muros son la mar roja, cuya alambrada son los tiburones hambrientos, nosotros, Rafael Solano, Raúl Rivero, Héctor Peraza, Joaquín Torres y yo, en el destierro.

Todavía en Cuba empecé a escribir sobre esta historia un texto que titulé Corto Cuento contra Castro, que alcanzó 500 páginas y que era una mezcla de novela, relato, testimonio, ensayo, autobiografía, periodismo literario o de creación. Finalmente consideré que nunca debía publicarlo y lo destruí. Publiqué entonces, ya en el destierro, los ensayos El Movimiento Cubano de Periodismo Libre, un hecho sin precedentes en la Historia del Periodismo Mundial, Los cinco grupos de periodistas oficiales cubanos y La gran estafa y las Letras Cubanas, así como los reportajes Octavillas sobre La Habana, La reunión clandestina de Concilio Cubano, El juicio de Leonel, y la –digamos- crónica sobre mi amor con la cantante mexicana, Amparo Ochoa, titulada Amor y drama de Amparo Ochoa en La Habana, vivencia esencial recogida en este libro.

Todos ellos han tenido gran difusión en la red y en todos ellos está la síntesis de aquella realidad dura vivida e interpretada por mi con la mayor exactitud que me fue posible. Algunos de esos textos fueron publicados en más de 100 páginas web de todo el mundo, aunque el récord, en mi caso, lo tiene otro sobre el gran cantautor Silvio Rodríguez que, en seis meses, apareció en 203 espacios digitales. El más importante de todos, Octavillas sobre La Habana, se publicó originalmente en el periódico digital CubaNet y en el sitio de Hermanos Al Rescate y probablemente aún pueda encontrarse en más lugares del ciberespacio.

Subrayo finalmente que esta es una novela, pues, con fondo de ficción y trasfondo autobiográfico. Dice en el prólogo el prestigioso académico de la Academia Española de la Lengua, Luís María Anson, Prensa Gulag “a mi me ha llegado al alma”. Ojalá a todos sus hipotéticos lectores también les llegue al alma. Los dejo con aquellos hechos noveladamente recreados.

El Autor

SINOPSIS DE LA NOVELA:

Un periodista disidente, Arturo Estuardo, decide fundar la primera agencia privada de prensa en el mismísimo corazón de la Cuba totalitaria y de forma ilegal y perseguida lucha por la libertad de expresión. Su vida está destinada a protagonizar, en medio de traiciones y fidelidades, bajo continuos arrestos y teléfonos siempre ‘pinchados’, un hecho sin precedentes en la historia del periodismo mundial, pero deberá pagar el precio de sus ideales. La historia de la lucha por la libertad de prensa en Cuba, una magnífica radiografía de la vida en el país caribeño escrita por uno de los principales protagonistas de esa lucha y un experimentado periodista. “El lenguaje de esta novela es –dice el académico Luis María Anson- certero, conmovedor, provocador, descarnado, electrizante, un fuego permanente de lirismo y procacidad. (…). Una novela, en fin, ésta que el lector tiene entre las manos, de alto voltaje literario, interesante, apasionada, de escritura como un fulgor y conocimiento profundo de la condición del hombre.”

SOBRE EL AUTOR:

Julio San Francisco (Matanzas, Cuba, 1951). Poeta, prosista y periodista cubano desterrado residente en España desde 1997. Autor de Acrobacia Roja, poemas contra el oportunismo, La Habana, 1987, y que pudiera constituir, según un despacho noticioso del corresponsal de AFP en la capital isleña entonces, el primer samizdat cubano, vocablo que tiene su origen en la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas y que podría traducirse como auto publicación de distribución clandestina de literatura prohibida por los regímenes comunistas, principalmente el soviético y los de Europa Oriental (Bloque del Este) y, por supuesto, el de Cuba.

De esta manera, San Francisco logró sortear la fuerte censura política castrista, pero no pudo evitar su primer encontronazo con la policía política que lo amenazó con llevarlo a la cárcel. La KGB tropical no ha podido impedir, sin embargo, que desde aquel año algunos de aquellos 100 ejemplares mimeografiados y firmados con el nombre real del autor se reproduzcan y hasta hoy continúen pasándose de mano en mano entre conocidos y desconocidos. En 2002 el autor de Prensa Gulag editó en Madrid un compendio de su poesía bajo el título Todo mi corazón y otros agravantes, poemas escritos en La Habana y Madrid, cuyo poema El desterrado se estudió en 2005 en la universidad parisina de La Sorbona en el grupo de la catedrática Nuria Rodríguez Lázaro. Presentó en la Feria del Libro de Madrid 2006 Nada y otros cuentos del absurdo, de cercana filiación con el Teatro Francés del Absurdo, la obra de Frank Kafka y, por supuesto, los Cuentos Fríos del también cubano Virgilio Piñeira.

Julio San Francisco no perteneció nunca como escritor a ninguna institución oficial de artistas, no participó en ningún concurso auspiciado por la tiranía cubana, no editó ningún libro en editoriales cubanas y no hizo vida literaria en su patria.


No hay comentarios: