(fragmento de libro en preparación)
faisel iglesias
Todo estado moderno, por su
naturaleza, es conservador y burgués: administra los procesos de producción,
reparte los bienes creado por la sociedad, regula las relaciones sociales, las
relaciones internacionales, traza las políticas del futuro, que en ningún caso
van dirigidas a su autodestrucción, como alega la doctrina comunista, sino todo
lo contrario: fortalecen los órganos de inteligencia, las fuerzas armadas, los
aparatos represivos. Al mismo tiempo, dicen alentar a la clase obrera a lograr
la sociedad comunista, a través de la lucha revolucionaria Y, paradójicamente,
procuran fortalecer la coexistencias pacifica con los estados capitalistas, de quienes
necesitan inversiones para su propia subsistencia. Es decir, proclaman
perseguir, a través del fortalecimiento del estado socialista, una sociedad sin
estado y sin derecho. Como si el estado debiera alimentar su propia
destrucción, desarrollando el carácter subversivo de la clase obrera.
El estado socialista es tan inmenso
que no se puede entender en su totalidad. Por eso hay que estudiarlo en su
especificidad. En realidad lejos de procurar la extinción de estado en su
cacareado objetivo de la sociedad comunista, pretende consagrarse como un
régimen totalitario. Por tanto no puede explicarse como un todo. Es imposible.
Va desde lo más íntimo del ser humano, pasando por el dominio del entramado
social hasta las proyecciones geopolíticas más abarcadoras. Solo se puede ir
explicando momento a momento, hecho a hecho, historia a historia, institución
por institución, hombre por hombre, familia por familia. Incluso ni analizando
los hechos específicos en un contexto más amplio se puede tener una idea
precisa, porque el estado socialista es una gran mentira, una gran fabulación.
No hay ideología que lo pueda sustentar, porque está por debajo y por encima de
la razón. Inventa una nueva historia, fabrica héroes, hazañas productivas,
invade la esfera familiar. La
interioridad del individuo. No hay una dimensión del hombre y de la sociedad
que no pretenda dominar. Persigue
dominar la naturaleza. No hay un solo sector de la sociedad que no esté
implicado den su obra. Abarcan todo y
cada uno de los aspectos de la sociedad. En realidad el estado socialista encierra
un concepto novedoso: anular la individualidad en función de un proyecto
político. En ese sentido el estado socialista es revolucionario.
Las personas que no hayan vivido la
experiencia del “socialismo real” no pueden entender cómo un grupo de personas
puede tomar el poder y anular la voluntad de millones. Generalmente se define
al socialismo como un régimen político. Pero es mucho más. Encierra el lugar y
la forma en que vas a nacer, el Circulo Infantil donde comenzara un proceso de
adoctrinamiento en sustitución de la afectividad de los padres, un sistema que educa
a los jóvenes para ser personas que apoyaran al estado incondicionalmente,
incluso en contra de los padres, de los amigos, una ideología que sustituirá la
fe religiosa de nuestros ascendientes, unas directrices que sustituirán la
capacidad individual de decisión, unas cartillas que consagrara un forma de alimentarse,
de cuantas personas puedes tener en el hogar. Unas convicciones que te
obligaran a delatar a tus seres más querido En fin, el estado socialista es un
terror que se somatiza.
La justificación para la iniciación
de este proceso primero fue la lucha contra los antiguos esbirros del régimen
dictatorial de Fulgencio Batista. Después para perfeccionar la lucha contra las
clases burguesas que usurparon ilegítimamente el poder por siglos y, por último,
para mantener ese estado total por un tiempo incontable, la lucha a muerte contra
imperialismo. En definitiva concluyeron calificando a las personas en dos
categorías: los revolucionarios, para quienes son las calles, las universidades,
los puesto de dirección de la sociedad, del partido, del estado y gobierno; y
los contrarrevolucionarios, que deben ser aplastados.El estado socialista a pesar de su cacareada cientificidad, de su planificación centralizada, tiene mucho de improvisación y mucha experimentación. Muchos fracasos, arranques y pasadas. Ejemplo de ello fue la “planificada zafra de los Diez Millones de toneladas de azúcar de 1970, con lo que el Estado Cubano pensaba dejar atrás el subdesarrollo. Los campos de concentración de la UMAP, donde se pretendía rehabilitar con el trabajo a jóvenes que no tenían una actitud social conforme al Estado Revolucionario, son aun una memoria vergonzante, una injusticia irreparable.
Paradójicamente, cuando el Estado Socialistas comenzó a sucumbir en sus propias contradicciones, en su incapacidad para generar riquezas y el “Gobierno Socialista” de Cuba se vio en la necesidad de estimular el turismo de los antiguos contrarrevolucionarios exiliados en Miami, la gusanera como lo llamaban, el pueblo comenzó a llamarles “Mariposas” Los echaron de la patria como gusanos y los recibían después transformados en Mariposas.
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