domingo, 22 de mayo de 2011
EL NACIMIENTO DE CUBA
«RECUENTO DEL 20 DE MAYO DE 1902»
por Ricardo Nuñez-Portuondo.
En ese día, en el antiguo salón del trono, que fuera Palacio de los Capitanes Generales españoles. el gobernador militar de la isla, general Leonardo Wood, a las 12 meridiano, inició la lectura del mensaje suscrito por el presidente de Estados Unidos, Teodoro Roosevelt, por el que hacía entrega del poder y gobierno de Cuba al primer presidente de la república, electo por la voluntad expresa de su pueblo, el señor Tomás Estrada Palma.
El General Wood abrazó al presidente Estrada Palma y a las 12:10, ordenó a los sargentos Kelly y Vondrak del Séptimo Regimiento de Caballería, que arriaran la bandera de Estados Unidos de Norteamérica, que aún flameaba sobre el palacio.
Entretanto, una banda militar hacía oír el himno estadounidense.
En el preciso instante en que se arriaba la bandera norteamericana del Palacio Presidencial, el teniente estado unidense Edward A. Stuard ordenó el descenso de la bandera de la Union que flotaba en el mástil del Morro de La Habana.
Ceremonia trascendental
A los acordes del Himno de Bayamo y al cabo de 45 cañonazos, el general Emilio Nuñez, en el Morro de La Habana, en la ceremonia oficial de mayor trascendencia, izó la primera bandera patria, creada por el general Narciso López, de la república libre y soberana, la augusta bandera de la estrella libre que iluminó el sendero de la gloria y afirmó la libertad de un pueblo heroico.
El general Emilio Nuñez Rodríguez, presidiendo la delegación del Consejo nacional de Veteranos, con la ayuda del vigía de la vieja fortaleza del Morro, Narciso Valdés Mir, amarró la histórica bandera a las cuerdas del mástil; al izarla, contó con el auxilio de los veteranos designados al efecto por sus compañeros: coronel José Clemente Vivanco, coronel Orencio Nodarse, teniente coronel Rafael Izquierdo, coronel Manuel María Coronado, teniente coronel Joaquín Ravena, comandante Eliseo C. Cartaya, comandante Domingo Herrera, comandante Arturo Primelles, comandante Laureano Prado, comandante Antonio V. Zicay, y teniente Narciso López.
Cuando la bandera de la República de Cuba llegó al tope del mástil del Morro, a las 12:15 de ese fausto día, en todos los edificios públicos, naves de guerra y mercantes surtos en los puertos, todas las embarcaciones y fortalezas fueron arriadas las banderas estadounidenses e izadas de inmediato las banderas de Cuba libre.
Júbilo indescriptible
El júbilo del pueblo cubano fue indescriptible. El cambio de banderas era la culminación de un proceso doloroso y el inicio de una nueva nación.
Solamente faltaba el juramento del presidente de la república. Rafael Cruz Pérez y Carlos Revilla, ambos del Tribunal Supremo de Justicia, tomaron a las 12:20 el juramento constitucional a don Tomás Estrada Palma, asumiendo así, oficialmente, el alto cargo. Entonces, nuestro generalísmo Máximo Gómez habló en representación de todo el pueblo de Cuba, expresando que ya habían llegado a la conquista de su ideal los libertadores de la isla.
Qué lejos estaban de saber aquellos gloriosos mambises y aquel pueblo feliz que la victoria obtenida era de carácter temporal. Cincuenta y siete años más tarde, Fidel Castro, hijo de un despreciable voluntario, escoria utilizada por el ejército español para asesinar y perseguir cubanos, obtendría el poder y traicionaría los elevados principios democráticos que guiaron a nuestros Libertadores.
RICARDO NUÑEZ-PORTUONDO
banquero cubanoamericano, es nieto del
general Emilio Nuñez Rodríguez, amigo de
nuestro Apostol, a quien este llamaba
"el Ultimo Soldado" y quien izó
por primera vez la bandera cubana.
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