domingo, 28 de septiembre de 2014

FRASES DEL CHE GUEVARA

«Ejecutar a un ser humano es algo feo, pero ejemplarizante. De ahora en adelante aquí nadie me volverá a decir el saca muelas de la guerrilla.»
«…acabé el problema dándole en la sien derecha un tiro de pistola 32, con orificio de salida en el temporal derecho. Boqueó un rato y quedó muerto.»
« En una carta a su padre refiriéndose a la ejecución del campesino Eutimio Guerra en la Sierra Maestra, al qué el ultima con un tiro en la sien con una c...alibre 32, escribe: “Tengo que confesarte, papá, que en ese momento descubrí que realmente me gusta matar.”
«En el Perú y Bolivia utilizaremos a la indiada para promover la revolución, de esos hay miles y son fácilmente reemplazables.»

“¡Los jóvenes deben aprender a pensar y actuar como una masa. Es criminal pensar como individuos!”
“¡El odio es el elemento central de nuestra lucha! El odio tan violento que impulsa al ser humano más allá de sus limitaciones naturales, convirtiéndolo en una máquina de matar violenta y de sangre fría. Nuestros soldados tienen que ser así.”
«El negro indolente y soñador, “Los negros, esos magníficos ejemplares de la raza africana que han mantenido su pureza racial gracias al poco apego que le tienen al baño, indolente y soñador, se gasta sus pesitos en cualquier frivolidad o en pegar unos palos (emborracharse), el europeo tiene una tradición de trabajo y de ahorro.»
«Para enviar hombres al pelotón de fusilamiento, la prueba judicial es innecesaria. Estos procedimientos son un arcaico detalle burgués. ¡Esta es una revolución! Y un revolucionario debe convertirse en una fría máquina de matar motivado por odio puro.»
«Los trabajadores cubanos tienen que irse acostumbrando a vivir en un régimen de colectivismo y de ninguna manera pueden ir a la huelga.»
A los homosexuales, «el trabajo os hará hombres.»
“Hay que acabar con todos los periódicos. Una revolución no se puede lograr con la libertad de prensa.”
«No debemos nunca establecer la coexistencia pacífica. En esta lucha hasta la muerte entre dos sistemas debemos obtener la victoria definitiva. Nosotros marcharemos hacia la victoria aun si ello cuesta millones de víctimas en una guerra atómica.»

viernes, 26 de septiembre de 2014

NUEVO LIBRO


Anterior a Mayflawer y a las tres carabelas de Colón, existía en el continente americano un sistema de derecho y de procurar la justicia autóctono. Se trataba de  resolver las controversias mediante el arreglo entre las partes, apelando a las costumbres, las tradiciones, la conciencia del juez, concepción que también se observó no solo en la Inglaterra del derecho común, sino también en la cultura primitiva de la Europa germánica, anterior a la influencia romana. De modo que al llegar los conquistadores se encontraron con un estado social y cultural ampliamente desenvuelto en muchos aspectos esenciales, con  estructuras jurídicas, aunque rudimentarias, apoyadas en conceptos definidos.
Los aztecas, por ejemplo, no sometían al juez a una ley o mandato, sino a su propio criterio. Se trataba de una concepción de la justicia que entendía que cada caso tiene su ley  en contraposición a la idea romana de aplicar la ley pre-establecida, aun sacrificando la justicia, consecuente con su vocación imperial. Para la época de la conquista el derecho español – de origen celtibero, romano, germánico y musulmán – no había logrado unificarse a pesar de los esfuerzos de Fernando el Sabio y los Reyes Católicos.

Gracias al influjo de la Revolución Francesa que lo impregnó de un tecnicismo admirable con  la codificación napoleónica, logró una sistematización con coloración dogmatica  - cuya trascendencia es necesario estudiar para entender esa vocación  latinoamericana de una revolución tras otra, capaz de cambiarlo todo para que todo siga igual -, donde se impone la norma preestablecida que hace reinar a la ley – incluso, menospreciando la equidad -. Concepción que vive en Latinoamérica por momentos con nuevos bríos, ignorando que el derecho moderno no debe ser mas el imperio de la ley de las clases o castas que ostentan el poder, el sostén del status quo, sino un valor de acceso a la justicia al servicio del ciudadano,  ya que el soberano debe ser el hombre porque Dios nos hizo a su imagen y semejanza.